Quienes pensaron que la asociación entre gigantes iba a desbloquear las valoraciones de las criptodivisas y las legitimaría de forma definitiva ante la comunidad inversora, se equivocaron. Al menos en los tiempos, porque Coinbase ha pagado el extraordinario parón de las criptos en los mercados, y muy especialmente de un bitcoin que sigue totalmente atrapado alrededor de los 20.000 euros. El encefalograma plano dura demasiado tiempo ya.
"Es muy difícil predecir lo que puede deparar el futuro. Pero cada vez está quedando más claro que las criptomonedas no están ejerciendo el papel de refugio contra la inflación que muchos les otorgaban cuando empezó 2022. De momento, no han podido desligarse de la evolución de los activos de más riesgo, que están pagando el vuelo hacia la calidad de los inversores en plena subida de los tipos de interés", señala un veterano analista.
Nada como los números de Coinbase para reflejar la situación de unos activos que han pasado del estrellato a la parálisis. La caída del volumen de contratación ha provocado pérdidas de cerca de 550 millones de dólares en el tercer trimestre del año. Números rojos más que descontados por una compañía que pierde en torno al 80% de su valor en bolsa respecto a los más de 100.000 millones de valoración que alcanzó en su mejor momento tras el debut en el parquet hace un año y medio.
Desde entonces, ha pagado un parón de muy larga duración que la ha convertido en una compañía bajo intensa vigilancia. Los más escépticos con Coinbase esperaban unos resultados trimestrales incluso peores, pero la compañía ha se ha saltado el peor escenario perdiendo menos usuarios de lo que esperaba. Pero de lo que no cabe duda es de que lo peor no ha pasado en absoluto. Lo reconoce la propia compañía.
Baja la intermediación
Coinbase ya ha anticipado que espera un volumen de negociación aún más bajo en el cuarto trimestre del año. Pero hay algo más significativo aún, y es que su consejero delegado, Brian Armstrong, ha entonado el 'mea culpa' asegurando que sobreestimó el valor de las criptomonedas como refugio contra la inflación, y muy especialmente el del bitcoin. La realidad se ha quedado muy por debajo de las expectativas.
Lo que no quiere decir que en su año más negro las 'criptomonedas' deban ser calificadas como el gran 'bluff' de 2022. Ahí están las pérdidas históricas de los inversores en renta fija o los ajustes duros en las cotizaciones de las empresas tecnológicas. Como otros activos, las criptomonedas están en plena fase de redefinición en un entorno muy complejo de alta inflación, tipos al alza y ralentización económica.
"Las previsiones eran demasiado agresivas, y las criptos han pasado de su particular arcadia feliz a la depresión. Es una cuestión de tiempos", señalan desde un sector, el de las criptodivisas, en plena reducción de capacidad porque los volúmenes no dan para más. Coinbase es el perfecto reflejo de la nueva realidad y de la necesidad de levantarse de la lona. Las criptomonedas están en coma profundo, pero nadie debería darlas por desapareci