La energía limpia gana im­pulso frente al cambio cli­má­tico y la de­pen­dencia

La inversión en renovables, megatendencia en tiempos de crisis energética

Los fondos ofrecen me­jores opor­tu­ni­dades que las ac­ciones o los ETF

Energias renovables
Energias renovables

La guerra de Ucrania y la in­fla­ción han ele­vado el pro­blema de la crisis ener­gé­tica de un rango de im­por­tante a cru­cial. Las san­ciones im­puestas a Rusia en forma de prohi­bi­ciones a las im­por­ta­ciones de gas y crudo solo han ser­vido para agravar la si­tua­ción en los países san­cio­na­dores . Algo que se nota en en la fac­tura ener­gé­tica de em­presas y ho­gares que se ha mul­ti­pli­cado por tres en poco más de dos años y que está ge­ne­rando, sobre todo, in­sos­te­ni­bles ad­ver­ten­cias a las co­mu­ni­dades de ve­cinos para con­tener el con­sumo.

Pero no se trata solo de una crisis de asequibilidad, precio, sino también de disponibilidad. Un doble matiz que se retroalimenta. La primera se viene prolongando durante los últimos meses con la escalada de los precios de las materias primas consecuencia de la caída de la oferta que a corto plazo plano no puede suplirse con otras fuentes frente a una demanda que se mantiene en niveles elevados pese a los esfuerzos por moderar el consumo.

Pero incluso más grave aún puede ser la crisis de disponibilidad. Esta ha provocado la reacción de las administraciones para proponer soluciones alternativas a la oferta que antes llegaba desde Rusia. Al respecto, los expertos de Self Bank recuerdan que cerca del 40 % del gas natural que consumía Europa antes de la invasión procedía de allí. Algo que no se puede compensar de la noche a la mañana.

En este sentido, recuerdan en la firma, una de las claves va a estar en las temperaturas del invierno. De ser suave supondría un alivio a la hora de contener el consumo sin perder calidad de vida y permitiría ganar algo de tiempo para mantener las reservas de gas en Europa, en la actualidad en torno al 80 %. Eso ha servido para contener los precios, trasladando la preocupación hacia el final del invierno cuando esas reservas se reduzcan y vuelvan a observarse presiones en los precios.

A este factor se suman otros problemas como la escasez de lluvia. La sequía padecida en el Viejo Continente ha traído como consecuencia un notable descenso en la producción de energía hidroeléctrica.

En este contexto se están barajando posibles soluciones de emergencia que, en algunos casos, no acaban de convencer del todo. Una de ellas sería alargar la vida útil de las centrales nucleares o incrementar el uso del carbón. La solución definitiva, aunque más lenta y a largo plazo, pasa por la innovación y desarrollo de energías renovables, así como en el desarrollo y mejora de las infraestructuras energéticas y el almacenamiento.

La energía como factor geoestratégico

El impulso de la energía renovable resulta clave en el proceso de transición energética en el que están inmersas España y el resto del mundo. Por un lado, la revisión del modelo económico basado en el uso de combustibles fósiles es esencial para cumplir con los compromisos internacionales de reducción de emisiones. Por otra parte, el avance de la producción de energía renovable tiene un importante peso geoestratégico, ya que contribuye a reducir nuestra dependencia de la importación de gas y petróleo.

La energía renovable ha crecido sustancialmente en nuestro país en los últimos años, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. “La capacidad instalada en España ha experimentado en los últimos años la variación propia de un sistema que está inmerso en la transición energética. Se han desmantelado más de 7 GW de potencia no renovable y, si contabilizamos potencia renovable conectada a red y autoconsumo, se han instalado más de 18 GW renovables en el período 2017-2021, explica José María González Moya, director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA).

Aunque la cifra renovable ha experimentado un mayor crecimiento en 2021, “es cierto que algunos años de parálisis nos han alejado del ritmo instalador que deberíamos tener para alcanzar las metas de 2030”, asevera González Moya.

Así, en este contexto, las compañías centradas en energías renovables y las que ofrecen infraestructuras para el desarrollo y suministros de las mismas podrían ser algunas de las beneficiadas de esta megatendencia. Una temática, señalan en Self Bank, que, probablemente, se verá apoyada con inversiones importantes en los próximos años.

Cómo sacar partido a esta megatendencia

Los expertos de SelF Bank recuerdan que existen múltiples formas de sacar provecho de la inversión en renovables. Una sería la inversión directa a través de compañías enfocadas a cualquiera de los aspectos relacionadso con las energías limpias. Entre ellas, la firma destaca a Veolia, la española Solaria, Infineon Techonologies o Enel entre un importante elenco de buenas empresas centradas en esta actividad.

Otra opción, señalan en la firma sería a través de ETF como Amundi, MSCI World Climate Transition o iShares Global Clean Energy. Pero quizás una de las fórmulas más interesantes para obtener la máxima rentabilidad sean los fondos de inversión.

Los analistas de Self Bank apuntan a tres grandes opciones. La primera sería KBI Global Sustainable Infrastructure. Este fondo invierte exclusivamente en infraestructuras sostenibles e innovadoras, cuya tecnología supone una transición hacia una economía sostenible. Abarca diversas subtemáticas, como producción de energía eólica y solar, gestión de recursos y reciclaje, tratamiento de aguas, distribución de electricidad, infraestructuras sociales y sanitarias, almacenaje de batería o infraestructuras digitales.

Se trata de una cartera muy concentrada de entre 30 y 60 valores con el enfoque puesto en la producción de energías limpias y las redes de distribución de electricidad. Más del 60% de la cartera tiene exposición al sector de utilities.

La segunda opción sería Nordea 1 - Global Climate and Environment Fund cuya inversión se centra en empresas que, a través de sus soluciones medioambientales, tratan de mejorar el mundo, partiendo de la idea de que ahorrar energía es tan importante como generar energía limpia. Observan así tres tipos de compañías. Aquellas que ofrecen recursos eficientes - eficiencia energética, movilidad ecológica, agricultura sostenible- las que se dedican a la protección del medio ambiente -agua y aire limpios, gestión de residuos y silvicultura sostenible- y las que apuestan por las energías alternativas, -energías solares y eólicas-.

Robeco SAM Smart Energy es el último de los fondos recomendados por la firma. Sus inversiones se enfocan en compañías que responden al reto de intentar generar más energía con menos emisiones. Buscan empresas que ofrecen soluciones competitivas y sostenibles en el suministro de energía y que una parte significativa de sus ingresos estén relacionados con energías renovables, distribución energética, gestión energética y eficiencia energética: compañías que ofrecen tecnologías de ahorro energético y productos como iluminación eficiente, aislamiento y gestión energética para aplicaciones de gestión de edificios, entre otras.

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