Algunas entidades como ING o Wizink ya se adelantaron al movimiento en octubre, antes de la reunión del BCE. Otras como EBN Banco o Deutsche Bank esperaron al banco central para ejecutar sus últimos movimientos. Y otros los están ultimando en sus cuarteles de invierno porque se han quedado muy rezagados respecto a las mejores ofertas. Ofrecer un 1% cuando las entidades más agresivas ya están en un mínimo del 2% equivale a estar totalmente fuera del mercado.
Hay una auténtica revolución en marcha. En el plazo de seis meses, donde no había absolutamente nada que rascar cuando empezó 2022, Banca Farmafactoring y Banco Finantia están ofreciendo nada más y nada menos que el 2,27% y el 2% respectivamente. Han metido una distancia sideral con la competencia. Varias entidades valoran ya entrar en esta batalla de los depósitos a corto plazo, muy tentadores para los clientes que no quieren pillarse los dedos en plazos largos.
“Estamos viendo cómo los clientes nos demandan cada vez más productos a corto plazo, inferiores a un año. Hay una sensación muy ajustada a la realidad de que los tipos van a seguir subiendo y cada vez más gente quiere comprar depósitos a tres, seis o nueve meses. Se trata de poner el dinero a buen recaudo durante no demasiado tiempo para poder optar a rentabilidades mejores más tarde. Cuestión de flexibilidad”, señalan en una entidad nacional.
Subidas a plazos
Efectivamente, algunos bancos -pocos todavía- se han puesto manos a la obra creando depósitos a medida a cuatro o nueve meses para atender esta nueva demanda. Otros que ya participan en la guerra del pasivo se preparan para seguir sus pasos y ofrecer en estos plazos más cortos tipos de interés de al menos el 1,5%. La cuestión es seguir apareciendo en la foto, porque la actividad es muy intensa. En los plazos de uno y dos años ya se puede conseguir desde el 2,5% hasta el 2,7%.
Cada vez más en evidencia queda la gran banca, que sigue fuera del juego a pesar de que la competencia aprieta. Y también los bancos centrales. La Reserva Federal rechazó ayer poner fecha de caducidad a la subida de tipos. Reconoció que hay mucha incertidumbre respecto a dónde está el techo del precio del dinero o, lo que es lo mismo, reconoció que la previsión del 4,5% para 2023 está totalmente desfasada. Los tipos escalarán hasta mucho más arriba.
Y, en Europa, más de lo mismo. Y eso significa que la rentabilidad del ahorro va a seguir subiendo y obligando a los bancos españoles a romper antes de lo que les gustaría el frente común para no elevar el rendimiento de cuentas y depósitos. La comparación con lo que ofrecen las entidades medianas españolas y extranjeras empieza a ser sangrante. Y lo será aún más con la nueva subida de las rentabilidades que espera a la vuelta de la esquina.