"No vamos a apurar más y empezamos a recoger las plusvalías acumuladas. El rally de fin de año se ha adelantado en el tiempo y nos ha dado una vida extra para maquillar un año bursátil que ha sido de muchos contrastes. Lo que no tiene demasiado sentido, al menos sobre el papel, es pretender acabar este año en positivo. Con los tipos de interés camino del 3% en la zona euro, cualquier otra cosa sería un sorpresón", señalan en una gran gestora nacional.
A estas alturas, quien más quien menos está poniendo punto final a su particular ejercicio bursátil de 2022. Algunos, los que entraron en los mínimos de octubre, han generado pingües beneficios. Otros, los que estaban muy sobrecomprados antes de la gran caída de marzo, han reducido sensiblemente el parte de daños. Todos tienen un buen puñado de razones para no poner en riesgo el saldo final de un año que han vivido en el alambre.
¿Hay razones para creer en un nuevo tirón de las cotizaciones hasta final de año? La respuesta de la inmensa mayoría de los bolsistas es no. Señalan que en estos momentos no hay razones de peso que justifiquen la continuidad del rally, sobre todo porque la tregua que están concediendo las cifras de inflación en Europa es todavía muy insuficiente. El IPC del 10% en Alemania en noviembre sigue a milímetros de los máximos históricos.
El terreno sigue abonado para que el BCE, que defiende que la subida de los precios quizá no ha tocado techo, lleve pronto, muy pronto, los tipos de interés oficiales hasta el 3%. O, como ha aventurado esta semana el CEO de CaixaBank, hasta el 4%. ¿Qué significa este último escenario que nadie se atreve a descartar? Fundamentalmente, que se cumplirá el pronóstico de un gran arreón bajista en los mercados para adaptarse a la nueva realidad monetaria.
La gran capitulación
Desde Goldman Sachs insisten en que aún no se ha producido lo que denomina como "la gran capitulación" que se traduciría en caídas del 30% en Wall Street desde los niveles actuales. "Quizá sea una previsión demasiado agresiva, pero lo que es indiscutible es que las subidas de las seis últimas semanas dan todavía más margen a esa corrección que parece ineludible. Ahora mismo no sé qué podría evitarlo", señala un veterano bolsista.
Las tensiones en China por la política de 'Covid cero' de Pekín, la competencia creciente de los activos sin riesgo y la ausencia de catalizadores como podrían ser los resultados empresariales hacen que las expectativas de cara a las últimas semanas de 2022 sean muy limitadas. Pero, al menos de momento, los expertos creen que habrá una cierta tregua hasta que acabe el año. O al menos hasta la reunión del BCE del 15 de diciembre.
Todos los ojos estarán puestos en las palabras de Christine Lagarde y sus pistas sobre lo que puede venir en los primeros meses de 2023 en materia de tipos de interés, porque mientras no se pueda fijar una fecha en el calendario para el final de la subida del precio del dinero las bolsas están condenadas a un ajuste. Tras la fiesta de los últimos días, los mercados han entrado ya en una fase de ajuste todavía suave que puede durar hasta final de año.