Por boca de su consejero delegado José Antonio Álvarez, Santander ha asegurado que ve elementos que afectarán directamente a las provisiones y al consumo de capital de la banca y que deben ser cambiados. Toda una declaración de intenciones de la entidad cántabra, que mete una enorme presión a Nadia Calvino, que a estas horas tendrá la sensación de haber vendido la piel del oso -el acuerdo- antes de cazarlo.
Más allá de la declaración de buena voluntad de querer llegar a un acuerdo, antes de su reflejo en el BOE, Álvarez ha asegurado que no firmará si las condiciones del protocolo ponen en peligro el buen estado de salud del mercado hipotecario. O, lo que es lo mismo, la buena salud de la banca, que teme -y esto es extensible a todo el sector, y no sólo a Santander- que muchos de los préstamos que se beneficien de las medidas sean clasificados como dudosos.
No ha sucedido lo mismo con el resto de los grandes bancos, que han preferido guardar un silencio cómplice, aunque insistiendo en que habrá adhesión al mismo. El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, no ha querido pronunciarse al respecto. "Estamos trabajando", se ha limitado a señalar a los medios de comunicación tras su intervención en el mismo foro al que asistía Álvarez.
Por su parte, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, no ha querido entrar en polémica pero sí ha señalado que su entidad tiene la intención de ayudar a los más vulnerables. "En los momentos más difíciles, CaixaBank ha hecho lo indecible y lo vamos a seguir haciendo” para apoyar a los clientes.
El director general de Negocio de CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz, ha indicado que, ante las incertidumbres existentes, la banca ha demostrado “capacidad de adaptación y resiliencia”, algo que “es la gran fortaleza de un sistema financiero como el español”.
**Declaraciones del Sabadell"
Por su lado, el consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, ha afirmado que su entidad tiene previsto adherirse al acuerdo para hipotecados negociado con el Gobierno, a falta de conocer los últimos detalles técnicos.
Ha defendido que todas las entidades financieras tienen como último interés que los hipotecados no se vean perjudicados y ha señalado que en el contexto actual de subida de tipos y de aumento de los costes esenciales para la vida es necesario tener "una sensibilidad muy especial".
"A ningún banco le interesa quedarse con una casa y a ningún banco le interesa que sus clientes no puedan hacer frente a sus pagos", ha manifestado el CEO del Sabadell.
Negociaciones de última hora
Este punto va a ser la clave de las negociaciones que se están produciendo entre las partes. El riesgo para la banca es evidente, porque los tramos de ayudas propuestos por Economía afectan a alrededor de un millón de familias con niveles de rentas que en algunos casos provocan pavor entre las entidades financieras. El primero, dirigido a hogares vulnerables con rentas de hasta 25.200 euros, está orientado a quienes ya tienen problemas para pagar la hipoteca.
Un segundo paquete va dirigido a familias con rentas de hasta 29.400 euros que potencialmente podrían tener dificultades para hacer frente a los pagos. Y, para cerrar el círculo, la banca facilitará a los hipotecados la posibilidad de cambiar de tipo de hipoteca -de variable a fija- para establecer cuotas mensuales estables al alcance del poder adquisitivo de estos segmentos. El problema es que el escenario general está cambiando rápidamente.
El Euribor, disparado
En noviembre, la media mensual del euríbor ha superado ya el nivel del 2,80% y todo apunta a que pronto alcanzará el 3% ante la expectativa de que los tipos de interés van a subir aún con fuerza a uno y otro lado del Atlántico. Si a esta realidad numérica se suman los vientos de recesión en la zona euro, pintan bastos para una banca española en términos de potencial aumento de los impagos hipotecarios.
Es verdad que la subida de tipos ha elevado mucho los márgenes que obtiene el sector por su cartera de más de cuatro millones de hipotecas variables vivas, pero la banca española teme que las ayudas a los hipotecados por un lado y el impuesto que se extraerá al menos 3.000 millones de euros se lleve gran parte de esa mejora. Todo son incógnitas en un escenario macroeconómico lleno de incógnitas.
En la práctica, las reclamaciones sobre provisiones de José Antonio Álvarez son compartidas en mayor o menor medida por toda la banca española, que se siente atacada desde todos los frentes. Las negociaciones entre los bancos y Nadia Calviño prometen emociones muy fuertes en las próximas horas, en un momento de máxima tensión entre las partes por el impuesto de 3.000 millones. ¿Puede haber ajustes en este último para permitir un acuerdo en hipotecas?