Y lo que es más problemático para el presidente del Gobierno. Pese al empeño de Sánchez en negar vinculación alguna entre el apoyo de los independentistas catalanes a los Presupuestos Generales del Estado y los cambios en el código de los delitos de sedición y malversación, todos se van a aprobar el mismo día en el Congreso de los Diputados.
Se trata de la reforma exprés, eludiendo los informes de todos los organismos que deben ser consultados en un procedimiento legislativo, norma que exige este caso del delito de sedición justo para beneficiar a condenados del procés y asegurarse así el voto de ERC a los Presupuestos.
No hay que perderse en el debate. El apoyo de Esquerra se conseguirá si sale adelante la Ley Orgánica relativa a la reforma de los delitos contra la integridad moral, desórdenes públicos y contrabando de armas de doble uso donde se asume la reforma de los delitos de sedición y malversación para beneficiar a los condenados y prófugos como puede ser el caso de Carles Puigdemont.
Lo grave para los barones socialistas de cara a las próximas elecciones autonómicas y locales es que, pese a la crítica de los líderes de los territorios socialistas más ajenos, incluso enfrentados, a la práctica política de Pedro Sánchez, es que va a tener que ser aprobada con los votos de los diputados socialistas de Castilla La Mancha y Aragón. Imposible defensa la que tienen de cara a los comicios de mayo Emiliano García Page y Javier Lambán. A todo ello habrá que añadir lo que todavía pueda dar de sí el ‘solo sí es sí’.
Montero, en el disparadero
Aunque el Gobierno quiera, no podrá evitar este debate del fracaso de la Ley de Irene Montero. Como recuerda la propia agenda del Congreso de los Diputados, el mismo jueves y una vez concluido el debate de presupuestos, el Congreso verá la propuesta de la Comisión de seguimiento y evaluación de los Acuerdos del Pacto de Estado en materia de Violencia de Género, para la creación de una Subcomisión para la renovación y actualización del Pacto de Estado en materia de violencia de género.
Por resumir. Está claro que el próximo jueves será un día importante en el Parlamento. Voto sobre los presupuestos, reforma de la sedición, y probablemente de la malversación, el impuesto a los bancos y las energéticas, más el coleo del fracaso de la reforma de la Ley de consentimiento sexual en España.
Y si se cumple la petición de la Fiscalía del TSJA, habrá que añadir a ello la entrada en la cárcel del expresidente de Andalucía y expresidente del PSOE entre el 5 de febrero de 2012 y el 27 de julio de 2014, José Antonio Griñán.
¿Aprovechará el PP la oportunidad? Esta es la duda. Además, las dudas existentes son fundadas. El liderazgo de Alberto Núñez Feijóo no está consolidado. Pese a que el consenso de los sondeos, con la excepción del CIS, muestran al PP como primer partido si se celebraran en este momento las elecciones, y posible encargado de formar Gobierno con el apoyo de VOX, nadie da por seguro que puedan ganar las elecciones del próximo año.
Antiguos dirigentes del Partido Popular echan en falta la sólida estructura de oposición que se logró la formación en la época de José María Aznar. Recuerdan como, copiando lo que había hecho el PSOE durante los años de oposición liderada por Felipe González y Alfonso Guerra, no dejaron pasar ni una sola oportunidad para conseguir desalojar a González de La Moncloa.
Mucha crispación
Estos mismos dirigentes niegan que fueran ellos quienes crearan por primera vez la crispación en la oposición. Frente a las acusaciones de Pedro Sánchez y de sus ministros de que no se puede contar con el PP porque hace una oposición desleal, traen a la memoria la implacable oposición que hicieron al presidente de Gobierno de la época, Adolfo Suárez, al que llegaron a calificar de tahúr del Misisipi.
Y no será porque les hayan faltado oportunidades para aprovechar los errores y las divisiones internas del Gobierno de coalición y sus socios de investidura. Pero esa oposición esperada, racional, sensata del PP no llega. El reducido equipo que se ha traído a Madrid, a día de hoy no da la talla que exige una oposición con vocación de gobierno de la 4 potencia económica europea.
Además, debe saber el líder popular que una gran derrota, si se produjera del PSOE en las elecciones de mayor debido a los muchos errores, contradicciones, acusaciones de mentiras y desaires del presidente del Gobierno con la ciudadanía, no le garantiza a Núñez Feijóo una victoria automática en las generales.
Sin una actitud más activa, sin un modelo claro de país, sin un programa económico que atraiga a la ciudadanía y ayude a los más afectados por las crisis, y sin la presencia de un equipo creíble, Pedro Sánchez tendrá la oportunidad de seguir en Moncloa por más tiempo. El poder que emana de la propia Moncloa con sus interferencias en los medios públicos y algunos privados de gran influencia, podrían facilitarle su continuidad pese a que tantos errores, falta de escrúpulos y de modelo de Estado recomienden un rápido cambio de gobierno.