Los com­pra­dores es­peran más caídas y a nuevos so­portes clave para en­trar.

Las valoraciones de las grandes ‘criptos’ asumen una larga travesía del desierto

Los ex­pertos prevén nuevas caídas de gran ca­lado a corto y medio plazo

Más dura será la caída.
Más dura será la caída.

Después de cada gran te­rre­moto hay ré­pli­cas. El de FTX ha sido de es­cala épica o ca­tas­tró­fica, de los que se pro­ducen una o dos veces cada 20 años en una in­dus­tria, y re­sulta evi­dente que ge­ne­rará nuevos tem­blores en un uni­verso cripto que ha visto re­du­cida su ca­pi­ta­li­za­ción desde los 3 bi­llones de dó­lares de hace más de un año hasta los ac­tuales 850.000 mi­llo­nes. Una ca­tás­trofe en toda regla y sin so­lu­ción a corto plazo.

Las criptodivisas están afrontando la peor crisis de credibilidad desde que empezaron su ascenso meteórico hasta convertirse en el mayor fenómeno de masas de la industria financiera del siglo XXI. De sacar pecho como activo no regulado capaz de competir con el oro como activo refugio y con la renta variable como activo de riesgo, ahora tiene que demostrar cuáles son sus verdaderas cartas para sobrevivir.

“El mercado ya tuvo que asumir el colapso de Luna el pasado mes de mayo, pero lo de FTX es más grande y sistémico, porque pone sobre la mesa un enorme problema de transparencia medida en términos de credibilidad y seguridad. El desastre de FTX se ha llevado por delante más de 200.000 millones de dólares de valor de mercado y a muchos inversores que no volverán”, señalan en fuentes del sector.

Efectivamente, la gran pregunta ahora es qué cartas tiene en la mano el sector para recuperar la confianza perdida. Desde Binance, el ‘exchange’ más grande del planeta que descartó el rescate de FTX, se pide ahora regulación. Queda claro que el sector empieza a entender que los parches ya no valen para salvar una industria en entredicho y que es hora de pasar a la acción y empezar a circular con cinturón de seguridad.

Más regulación

Una oleada de regulación reducirá con toda seguridad el atractivo de las criptomonedas, que han hecho fortuna lejos de las reglas del juego de los supervisores. Del grado de control que en un futuro más o menos inmediato impongan los reguladores -que están ante un escenario perfecto para hincar el diente a un sector que tienen desde hace mucho entre ceja y ceja- dependerá la evolución de un mercado destinado a una profunda depuración.

“Todo el ecosistema critpo a pasar una buena temporada en el purgatorio y no hay razones para asegurar que el gran activo de bandera, el bitcoin, no pueda volver a muy corto plazo hasta los mínimos de 2019. Se oyen otra vez las voces apocalípticas que dicen que las monedas digitales valen cero, pero lo cierto es que los activos buenos saldrán adelante porque este universo no va a desaparecer”, señalan desde un ‘broker’ nacional.

Hay un consenso extendido en el sector en que el bitcoin podría caer en primera instancia hasta niveles de alrededor de 13.000 euros. Será entonces, y a la espera de posibles nuevos cisnes negros -nadie se atreve a asegurar que casos como el de FTX sea último-, cuando se verá cuánto dinero ahora en liquidez está dispuesto a apostar por el universo cripto en esta nueva realidad mucho más compleja y cambiante.

Parece evidente que los potenciales grandes inversores en criptos van a esperar a sabiendas de que la corrección no ha terminado. “En lo queda de año sabremos mucho más sobre las tripas del sector en pleno ejercicio de transparencia de los ‘exchange’ y veremos el grado de beligerancia de los reguladores”, señalan en fuentes del sector que recuerdan que la tormenta desatada por FTX será de larga duración.

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