La lectura más sencilla dice que ha pasado lo peor para las empresas. Éstas cuentan con cerca de 318.000 millones de euros en depósitos bancarios, una posición que había sido penalizada por las entidades financieras desde el año 2020. Entonces, empezaron a cobrar a una parte de sus grandes clientes institucionales, especialmente a los menos vinculados. Dicho de otra forma, las empresas tenían que pagar a cambio de sus posiciones de liquidez.
Esta situación se mantuvo durante gran parte del primer semestre de 2022. Entre los meses de enero y mayo, el tipo medio ponderado de los depósitos a empresas se mantuvo siempre en registros negativos, dentro de una banda entre el -0,09% y el -0,24%. El giro no llegó hasta junio, en la antesala ya de la primera subida de tipos en 11 años del Banco Central Europeo (BCE). Fue en julio, de 50 puntos básicos, y tuvo continuidad en septiembre hasta el 1,25%.
Aunque los bancos han dejado atrás las penalizaciones, apenas han abierto la mano. Las cifras del pasado mes de junio sorprendieron, porque la rentabilidad media a 12 meses dio un gran salto hasta el 0,33%. Pero los meses siguientes han rebajado las expectativas de las empresas, que han visto como las remuneraciones de julio y agosto no pasan del 0,11% y del 0,12% respectivamente. Rendimientos pobres, en cualquier caso.
“Los bancos están retrasando todo lo que pueden la vuelta a lo que podríamos denominar unas rentabilidades razonables. Saben que las empresas han aguantado a pie firme sus posiciones en depósitos en los peores momentos de tipos cero en la zona euro y no temen ahora una estampida. Lo normal es que vayan subiendo muy poco a poco las remuneraciones. El margen de mejora desde los niveles actuales es muy alto”, señalan fuentes del sector.
Como referencia, el tipo medio de los depósitos para sociedades no financieras se situaba al final de la pasada década -justo antes de que se generalizaran las penalizaciones- muy cerca del 0,4%. Este es el nivel que los expertos creen que puede ser razonable a medio plazo, a la espera de la evolución de los tipos de interés en la zona euro, que podrían seguir al alza durante al menos la primera mitad de 2023.
De momento, los bancos están dando rentabilidades positivas con cuentagotas. Una política muy similar a la que las entidades financieras españolas están aplicando a los depósitos a plazo para particulares. En este caso, los bancos son aún más conservadores. Los grandes siguen sin abrir la mano en absoluto dejando a los bancos extranjeros todo el peso de la mejora de las remuneraciones. Bien provistos de liquidez, los nacionales van a esperar hasta el último segundo.