En cualquier caso, Santander reacciona desde el mismísimo suelo. La cotización se desplomó el jueves de la semana pasada hasta los 2,38 euros, a milímetros de los mínimos del año de julio. La inminencia de las elecciones en Brasil provocó una oleada de ventas preventivas en el banco que preside Ana Botín que no pudo detener el anuncio de que el grupo recomprará acciones por 979 millones de euros y pagará un dividendo de 0,0583 euros el 2 de noviembre.
“Brasil está siendo un tapón para la acción de Santander desde hace muchos meses ya. El banco se juega allí gran parte de la cuenta de resultados (Sudamérica suponía al cierre de 2021 algo más del 30% del beneficio total del grupo), y la incertidumbre política es máxima”, señalan fuentes bursátiles. Las dudas persistirán hasta el próximo 30 de octubre, cuando se celebrará la segunda vuelta de comicios. Los resultados de la primera no han alterado en exceso a los inversores.
De momento, los expertos han valorado sin dramatismo alguno que el candidato Lula da Silva (que después de la finalización de su primer mandato fue nombrado por Emilio Botín "embajador" ocasional del Santander) haya obtenido el 48,4% de los votos respecto al 43,2% de Bolsonaro. Un resultado que sorprende ligeramente aunque no estaba reflejado en las encuestas de u na manera clara pero que tampoco modifica en exceso las expectativas a corto plazo para Santander. Lula es un personaje de sobra conocido que en su mandato anterior no se salió de la senda de la ortodoxia económica. Por lo tanto, de momento no hay razones para la alarma.
Con estas cartas sobre la mesa, los cazagangas han visto la oportunidad de entrar en uno de los valores más líquidos del mercado a precios casi de saldo. Tanto en 2021 como en 2022, la cotización de Santander siempre ha reaccionado al alza cada vez que se ha puesto en peligro el soporte de los 2,5 euros. En cualquier caso, el banco español aún acumula pérdidas superiores al 10% en lo que va de año. BBVA se sitúa a continuación con un descenso de alrededor del 4%.
Por su parte, las entidades domésticas van a otra velocidad muy distinta en bolsa. No tienen en contra el factor internacional -el lastre de Santander en México o el de BBVA en Turquía- y son las que más directamente se benefician de la subida de los tipos de interés en la zona euro. Todas suben con alegría, con avances en el año entre el 25% de Banco Sabadell y el 45% de CaixaBank.
Dividendo
“A estos niveles en bolsa, muchos inversores empiezan a ver atractivo el dividendo de Santander. Si se mide el pago en efectivo la rentabilidad del pago se sitúa alrededor del 4,5%, pero la cifra se dobla si se tiene en cuenta la recompra de acciones a la vista”, señalan en fuentes bursátiles. De momento, Santander va a distribuir entre sus accionistas el 40% del beneficio obtenido en el primer semestre del año, a partes iguales entre el efectivo y las recompras.
Este primer pago será un 20% superior al del mismo período del año pasado. Una mejora significativa en un momento marcado tanto por el impuesto a la banca con el que el Gobierno prevé recaudar 3.000 millones de euros en dos años -habrá una gran batalla legal respecto a esta tasa- como por la desaceleración económica que podría obligar a los bancos a realizar provisiones extraordinarias para hacer frente a la ralentización.