RESULTADOS

Destina a pro­vi­siones 2.086 mi­llones por el de­te­rioro con­table de sus re­fi­ne­rías

Repsol dispara el beneficio a 3.222 millones y eleva dividendo un 11%, hasta los 0,70 euros

Josu Imaz: "El im­puesto de Bruselas ge­nera dudas y abre la puerta a in­vertir más en EE.UU."

Josu Imaz, Repsol.
Josu Imaz, Repsol.

Repsol ob­tuvo un be­ne­ficio neto hasta sep­tiembre de 3.222 mi­llones de eu­ros, lo que su­pone un au­mento del 66% res­pecto a igual pe­riodo de 2022. El re­sul­tado neto ajus­tado se elevó hasta los 4.564 mi­llo­nes, de los que cerca del 60% pro­vino del ne­gocio in­ter­na­cio­nal. La deuda neta se situó en 2.181 mi­llones de eu­ros, lo que re­pre­senta un des­censo de 3.581 mi­llo­nes. La com­pañía au­men­tará el di­vi­dendo en efec­tivo un 11%, hasta los 0,70 euros por tí­tulo.

La petrolera que preside Antonio Brufau -y de la que Yosu Imaz es el consejero delegado- se ha visto favorecida por los altos precios del crudo que, en el caso del petróleo Brent que se extrae en el Mar del Norte, han alcanzado una media de 105,5 dólares/barril, equivalente a un 55% más. Desde los máximos del mes de marzo, el petróleo acumuló un retroceso en su cotización superior al 30%. El gas Henry Hub alcanzó los 6,8 dólares por MBtu de media, un 112% más.

Advertencia de invertir más en EE.UU.

Precisamente, en la conferencia con los analistas posterior a la presentación de resultados, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, declaró que el impuesto que pretende imponer la Unión Europea a los denominados beneficios extraordinarios obtenidos por las empresas de combustibles fósiles "crea un germen de duda" en la capacidad para invertir en la transformación del sector, y abrió la puerta a destinar más inversiones a Estados Unidos, debido, en su opinión, a la mayor estabilidad regulatoria en este país.

El ejecutivo de Repsol insistió en que la industria "no es un negocio regulado" y que, por tanto, no cuenta con beneficios extraordinarios. Añadió que las ganancias actuales "no compensan las pérdidas acumuladas" en los últimos años derivadas de los ajustes de activos para ser cero emisiones netas y de los impactos por la pandemia de la Covid-19.

En el caso concreto de España, el Ejecutivo y sus socios de Gobierno tramitan ya en el Congreso de los Diputados un impuesto temporal y extraordinario para gravar con un 1,2% las ventas de las energéticas con unos ingresos superiores a los 1.000 millones anuales.

Sin embargo, Bruselas plantea gravar únicamente los beneficios extraordinarios de las empresas del sector del petróleo, el gas, el carbón y la refinería a través de una denominada tasa de 'solidaridad', mientras que para las eléctricas apuesta por la fijación de tope máximo de 180 euros/MWh del precio para las tecnologías inframarginales, las que producen electricidad por debajo de las productoras de ciclo combinado de gas como las renovables o la nuclear, pueden vender la electricidad en el mercado mayorista ('pool').

Además, según informa Europea Press, Imaz puso en valor las apuestas regulatorias de Estados Unidos, frente a las de Europa, como foco para atraer a los inversores y destacó que la nueva Ley de Reducción de la Inflación es "más inclusiva, confiando en la neutralidad tecnológica y la diversificación como la mejor vía".

De todas maneras, no quiso precisar si la energética se plantea dirigir más sus inversiones hacia Estados Unidos, donde ya cuenta con una amplia presencia en renovables tras la adquisición del 40% de Hecate Energy en 2021 y un importante plan de crecimiento, en detrimento de Europa, y subrayó que "surgirán oportunidades" tanto en España, en Europa como en Estados Unidos.

Lo que sí indicó es que las inversiones se harán bajo los parámetros de "crear valor para los accionistas" y si se da una oportunidad real de invertir y crear valor en el negocio.

Resultados y recuperación de resultados

Según la compañía, la senda de recuperación de los precios del crudo y del gas está permitiendo compensar “parcialmente” las pérdidas sufridas en los ejercicios de 2019 y 2020 de más de 7.100 millones de euros. Una cifra que los directivos de Repsol señalan en letras mayúsculas para criticar el impuesto que el Gobierno de Pedro Sánchez y la propia Comisión Europea quiere aplicar a los beneficios de las petroleras y eléctricas.

Repsol recuerda además que, desde el pasado mes de marzo, aplica descuentos a sus clientes en gasolineras de su propiedad y en las abanderadas que ascienden a unos ahorros de más de 300 millones de euros.

Despegue del negocio internacional

La mayor parte del resultado neto de 3.222 millones de euros y del beneficio neto ajustado de 4.564 millones, cerca de un 60% -unos 2.431 millones de euros-, provino del negocio internacional, principalmente del upstream, la actividad de exploración y producción,

Pese al actual momento positivo en sus cuentas, la compañía ha decidido registrar unas provisiones de 2.086 millones de euros por el deterioro del valor contable de sus refinerías. Entre los meses de julio y septiembre pasado, el margen de refino se situó en 12,7 dólares, frente a los 23 dólares/barril registrados entre abril y junio.

“Hemos dado pasos de gran relevancia para impulsar la transformación de Repsol, con un perfil multienergético y descarbonizado. Las alianzas que estamos construyendo para potenciar el crecimiento y desarrollo de áreas clave son fundamentales para seguir avanzando en nuestros objetivos”, ha declarado el consejero delegado Josu Jon Imaz.

Retribución al accionista

Imaz ha recalcado que, entre esos objetivos, está “ofrecer una retribución atractiva para los accionistas, aspecto en el que estamos adelantando nuestros compromisos estratégicos”, ha añadido.

Así, el consejo de administración ha decidido elevar un 11% la remuneración al accionista. La compañía aumentará hasta 0,35 euros brutos por acción la retribución efectiva, que se abonará en enero próximo. El consejo propondrá a la junta de 2023 un pago complementario de otros 0,35 euros brutos por título.

Por tanto, la remuneración efectiva del próximo año aumentará un 11%, hasta los 070 euros, de forma que se acelerará el objetivo de retribución previsto en el plan estratégico para el año 2024.

En los nueve primeros meses del año, las inversiones de Repsol ascendieron a 2.397 millones de euros, un 47% más que en igual periodo de 2021.

Respecto a la deuda neta a septiembre, cerró en 2.181 millones, lo que supone un descenso de 3.581 millones de euros respecto a los registrados a principios de año. La liquidez de la petrolera se incrementó hasta los 12.426 millones, suficientes para cubrir 4,81 los vencimientos de deuda a corto plazo.

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