'Considerable' en­du­re­ci­miento de las con­di­ciones para con­se­guir un prés­tamo

La banca anticipa un último trimestre de restricción de crédito y menor demanda

Las hi­po­tecas han pa­sado de ser la es­trella a re­ducir su oferta al mayor ritmo tri­mes­tral desde 2008

Crédito restringido.
Crédito restringido.

Una de cal y otra de arena para la banca. Se le suben los in­gresos por su tra­di­cional ac­ti­vi­dad, la de prestar di­nero. Pero tam­bién se le suben los costes de fi­nan­cia­ción. La lec­tura de la subida de ti­pos, nor­mal­mente con­si­de­rada por el sector fi­nan­ciero como la vuelta a la nor­ma­lidad de los tipos en po­si­tivo, su­pone tam­bién un au­mento de los riesgos en la con­ce­sión de cré­ditos ha­bida cuenta del de­te­rioro en las pers­pec­tivas de cre­ci­miento eco­nó­mico.

Por ello, la conclusión de la Encuesta sobre Préstamos Bancarios que trimestralmente realiza el Banco de España, es categórica: habrá menos oferta de crédito y en paralelo, la demanda de financiación se reducirá.

El análisis del supervisor español, realizado por Álvaro Menéndez Pujadas y Maristela Mulino, integrados en la de la Dirección General de Economía y Estadística de la institución, tiene en cuenta las respuestas de doce entidades españolas y las compara con las del conjunto de bancos de la Eurozona.

En el sector bancario europeo parece haber consenso: tanto en España como en la Unión Económica y Monetaria (UEM) la empresa o el particular que, en el tercer trimestre, ha acudido a su entidad a solicitar un préstamos, lo ha tenido más difícil tanto porque el banco ha vuelto a ‘afinar’ más a la hora de asegurarse la solvencia de su potencial cliente y porque las condiciones del crédito (tipo, cuantía, garantías, plazo, etc.) son ahora más exigentes. No obstante, asegura el informe del Banco de España, el aumento del precio del crédito se ha producido a un ritmo menor del que lo han hecho los tipos de interés oficiales.

Empresas y hogares se reservan

Ese endurecimiento del mercado crediticio tiene su ‘reverso’ en el lado de la demanda, que parece frenar sus proyectos ante un panorama económico poco claro a corto y medio plazo. Empresas y hogares parecen haber perdido ese optimismo que, a principios de año, les llevaba a emprender proyectos de crecimiento y/o inversión.

En el caso de las empresas españolas, el aumento de los costes de financiación de dichos proyectos es clave para entender las reticencias a endeudarse que ha reflejado la débil demanda durante el tercer trimestre del año. Aunque en el conjunto de la Unión Monetaria este apartado a crecido ligeramente según el análisis del Banco de España.

De hecho, la bajada en la demanda de crédito a empresas se expelí a por la subida de los tipos, claro, y por las menores inversiones en activos fijos decididas por las propias compañías. Aunque, esta bajada en la inversión en inmovilizado se ha visto compensada por el aumento de las peticiones de financiación de existencias y circulante; así como para compensar la menor captación de recursos a través de los mercados de renta fija.

Para las familias, la clave es que la incertidumbre económica nacional e internacional va al alza con un paisaje en el que las familias desconocen el efecto que pueda tener en sus empleos la guerra en Ucrania que no parece tener fin y, con ella, la crisis energética y la inflación descontrolada que afecta muy directamente a su capacidad de gasto y ahorro.

Lógicamente, las entidades muestran una menor ‘tolerancia’ al riesgo en estos tiempos; a lo que se unen sus mayores costes de financiación y una menor disponibilidad de fondos.

Eso ha tenido como consecuencia no solo la reducción de la oferta sino también el crecimiento del porcentaje de peticiones de crédito que han sido rechazadas.

Tal como señala el informe del Banco de España, el ritmo de contracción de la oferta en hipotecas ha sido el más elevado registrado en un trimestre desde 2008. Y es que la banca percibe mayores riesgos para conceder créditos. En concreto los vinculados al deterioro de las perspectivas económicas generales y del mercado de la vivienda, y, en menor medida, al empeoramiento en la solvencia de los prestatario.

A tenor de las respuestas de los bancos, la demanda de fondos para comprar una vivienda bajará entre julio y septiembre. Eso supondrá romper una tendencia alcista de las hipotecas mantenida durante los seis últimos trimestres. Esto sería consecuencia, principalmente, del impacto negativo de la subida de tipos, del descenso de la confianza de los consumidores y, en menor medida, de la mayor utilización de fondos propios; de sus ahorros.

Desde luego, las previsiones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) no ayudan mucho. A tener de los anunciado ayer por su presidenta, Cristina Herrero, la economía española se habrá estancado en el tercer trimestre "en torno a cero" y caerá en el último cuarto del año (entre el 0,2% y el 0,3%). Herrero mantiene su previsión de que esta mala evolución económica se mantendrá a principios de 2023, lo que supondría que España entraría en una recesión técnica (cuando se registran dos trimestre consecutivos de descenso del PIB). El principal motivo de esta contracción de la actividad económica radica en la Guerra ruso-ucraniana.

Crédito al consumo, con el freno

La obtención de un crédito al consumo se ha puesto también más difícil durante el tercer trimestre de 2022. Los motivos, coinciden con los que marcan el frenazo a las hipotecas: aumento de los riesgos percibidos, vinculados a las malas perspectivas económicas ; a lo que se añade también el empeoramiento en la solvencia de los prestatarios y al aumento de los riesgos relativos a las garantías solicitadas.

La encuesta entre banqueros resalta también el aumento de las solicitudes de crédito denegadas durante el tercer trimestre del año.

Y ello, a pesar de que las condiciones para prestar el dinero solicitado se han endurecido con tipos de interés mayores, mayor exigencia de garantías, menor cantidad otorgada, etc.

A vueltas con el balance del BCE

La encuesta ha permitido saber que los bancos españoles consideran que las condiciones de acceso a los mercados minoristas de financiación han registrado un “emperramiento generalizado”.

Preguntados por las llamadas “medidas no convencionales de política monetaria” que el BCE ha adoptado en los últimos años, las entidades españolas consideran que el fin del programa de compras netas de activos del Eurosistema habrá provocado “un ligero impacto negativo sobre la situación financiera de las entidades de crédito y sobre sus condiciones de acceso a la financiación durante los seis últimos meses”.

Para añadir más leña a la discusión sobre cómo debe gestionar su balance el BCE y, especialmente, el volumen de su cartera de inversiones, la disparidad de opinión es evidente entre la banca española y del resto de la UEM en lo que se refiere a la facilidad del depósito (negativa entre abril y septiembre). Mientras los bancos del conjunto de la UEM consideran que habría afectado negativamente a su rentabilidad. En cambio, los bancos españoles señalan en sus respuestas que, al abandonar esta tasa, en julio en valores negativos, se habría favorecido un ligero aumento de su rentabilidad.

Para los bancos españoles el tipo de interés de la facilidad de depósito del BCE, ha generado en los últimos seis meses, un ligero impacto positivo sobre su rentabilidad asociado al aumento de los ingresos netos por intereses. Este resultado se debe a que, al desaparecer los tipos negativos en julio, los bancos han dejado de pagar por sus depósitos al BCE. Y al mismo tiempo, el coste de una parte importante de sus pasivos como los depósitos de los particulares, apenas recogieron la subida de los tipos. De forma que el efecto sobre la rentabilidad de depósitos está clara mientras sus consecuencias sobre la oferta de crédito se queda en niveles casi marginales.

Otro tanto ocurre con las famosas, TLTRO, que el propio banco emisor europeo define como operaciones de financiación con objetivo específico (de ahí el nombre) a plazo más largo y a las que considera fundamentales para asegurar que la política monetaria llegue a las personas.

El caso es que, tal como recoge la encuesta, de haberse mantenido estas operaciones TLTRO se habría apoyado en los seis últimos meses del año un moderado aumento de la rentabilidad de las entidades y una mejora de sus condiciones de financiación.

A la pregunta concreta del BCE, los bancos españoles respondieron que, entre abril y septiembre, estas operaciones contribuyeron a mejorar su situación financiera en términos de rentabilidad, al permitirles disponer de financiación con unas condiciones más favorables que las que ofrecen ahora los mercados, aunque sin ninguna “repercusión relevante sobre la política crediticia”. Para los bancos, estos efectos se mantendrán en los seis próximos meses, aunque con menor intensidad.

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