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La pla­ta­forma de vi­deo­juegos on­line ce­rrará sus puertas en enero de 2023

Google Stadia: lo que mal empieza, mal acaba

El 'netflix del ga­ming' acusó pro­blemas de ser­vicio y ne­gocio desde sus ini­cios

Google Stadia.
Google Stadia.

El sueño ha muerto. El ser­vicio de pago que te per­mitía dis­frutar de vi­deo­juegos de úl­tima ge­ne­ra­ción con un PC de gama media o baja ce­rrará la per­siana de­fi­ni­ti­va­mente en enero de 2023, po­niendo punto y final a una tra­yec­toria que co­menzó con pro­mesas in­cum­plidas y acaba con toda una co­mu­nidad de ju­ga­dores en el limbo, que no sabe qué pa­sará con los pro­ductos que han pa­gado y ya no sirven para nada.

Toda una tragedia del 'streaming' que demuestra que en el competittivo mundo del ocio digital no es suficiente con ser puntero tecnológicamente; también hay que tener un modelo de negocio viable, acuerdos comerciales y buena gestión.

Triste adiós para una idea revolucionaria

Google, ese coloso que quiere abarcar prácticamente todas las áreas tecnológicas, apostó fuerte por Stadia: un servicio en 'streaming' (retransmisión en continuo) que permite al usuario disfrutar de juegos con gráficos punteros a través de su PC o smartphone sea cual sea la potencia de éste.

En otras palabras, una suerte de 'Netflix' llamado a modernizar y democratizar la experiencia de los videojuegos y 'eSports', dejando obsoletas las videoconsolas y haciendo que gastarse el sueldo en tarjetas gráficas fuera cosa del pasado.

Sin embargo, esta 'piedra filosofal' del ocio digital caminó sobre brasas desde el principio. desde su misma puesta de largo acumuló críticas por incumplir los estándares de calidad y rendimiento prometidos. Estos problemas, lejos de ser solventados, persistieron en el tiempo, afectando gravemente a la imagen pública de la marca y, por ende, a su penetración comercial.

Hay otros servicios de juego en 'streaming', pero lo que prometía Stadia parecía traído del futuro. Sin embargo, y más allá de los flagrantes incumploimientos técnicos, el manejo del aspecto comercial por parte de Google ha sido caótico. Hubo cambios en los términos de suscripción, en el acceso a los títulos -se llegó a obligar a los usuarios a pagar los juegos a precio de tienda para disfrutarlos a plena potencia- y un largo etcétera.

Por otro lado, la plataforma falló en lo más importante para cualquier proyecto en este ámbito: los propios juegos. El catálogo de títulos de Stadia, pese a contar con algún 'primer espada' como 'Doom Eternal', nunca llegó a acercarse siquiera a la galería lúdica que ofrecen Playstation, Xbox o los ordenadores personales. Y sólo hay que acudir a la historia del medio para saber que eso se paga muy caro.

¿Y ahora?

El mismo planteamiento del negocio es lo que ha puesto a Google en un buen lío: al ser un servicio de 'streaming', lo que se vende no es un producto de ocio, sino un servicio de conexión. Lo que deja en una posición muy complicada a todos aquellos suscriptores que, habiendo pagado, ya no podrán acceder a la plataforma. Adiós a los juegos adquiridos -como se ha dicho, a veces por su precio completo-, a los avances y a las partidas guardadas.

Algunos de estos títulos serán porteados a otras plataformas, pero es incierto lo que va a pasar con el resto del catálogo. Según ha comunicado la compañía, el servicio seguirá activo hasta el 18 de enero; y todos aquellos usuarios que hayan adquirido software y hardware -mandos de control, packs de Google TV, etc- recibirán reembolsos.

Sin embargo, no se devolverá el dinero por las suscripciones a Stadia Pro, la plataforma 'premium' que ofrecía un rendimiento más alto en los juegos y que daba acceso a ofertas y productos exclusivos.

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