MONITOR DE LATINOAMÉRICA

Preocupación por la ac­tual si­tua­ción y fu­turo a corto de Chile, Perú y Colombia

Brasil exhibe el mejor clima para la inversión en Latinoamérica

El Departamento de Estado de EEUU des­taca el de­te­rioro que sufre Argentina

Jair Bolsonaro, pte. de Brasil.
Jair Bolsonaro.

Brasil, la pri­mera eco­nomía de la re­gión, re­gistra el mejor am­biente para la lle­gada de ca­pi­tales in­ter­na­cio­na­les, mien­tras que Argentina anota un in­quie­tante de­te­rioro en su atrac­tivo en los as­pectos fun­da­men­tales que tienen en cuenta los in­ver­sores a la hora de apostar por un mer­cado. Así lo des­taca el Departamento de Estado de EEUU en su ‘Informe de Clima de Inversión 2021’, en el que de­talla las con­di­ciones eco­nó­micas de las grandes eco­no­mías sud­ame­ri­canas para la lle­gada de ca­pital ex­tran­jero.

El texto muestra inquietud por los recientes estallidos sociales en varios países, la polarización política, la inseguridad y los posibles giros en las políticas económicas en contexto electoral y en un marco socioeconómico marcado por la crisis sanitaria, el descontento de parte de la población y el desplome del PIB en 2020. Y se publica poco después de que la Unctad destacara que la Inversión Extranjera Directa (IED) en Sudamérica se redujo en 2020 en más de la mitad, a 52.000 millones, y tocó en Brasil y Perú el menor nivel en 20 años.

El documento destaca que Brasil recibió más de la mitad de la IED de Sudamérica de los últimos dos años y apunta que el país fue el sexto destino más grande para los flujos de inversión en 2019, año en el que esos giros representaron 72.000 millones de dólares, con un alza del 26% desde que Brasil anunció el plan de privatización. Señala que la Administración Bolsonaro prevé la privatización de servicios y empresas públicas como Electrobras, lo que ha elevado el interés inversor por el mercado brasileño. Y que ofrece un escenario que permite al inversor foráneo el mismo trato legal que a los locales.

Eso sí, se subraya que mientras que se impulsa la IED en sectores como automóvil, renovables, hidrocarburos, infraestructura y transportes, hay restricciones en telecos, aeroespacial y propiedad rural. Y avisa que los altos costes laborales y de transporte, la baja productividad y la incertidumbre política traban la inversión. La IED cayó el 62,1% en 2020, a 24.800 millones.

Tirón de orejas a Fernández

Por el contrario, el análisis señala que en Argentina se ha hecho evidente la persistencia de un clima hostil para la llegada de inversión. En el país, donde la IED cayó el 38,1% en 2020, a 4.100 millones, “la incertidumbre económica, las políticas intervencionistas, la alta inflación y el estancamiento económico continuado impiden maximizar el potencial”, indica el Departamento de Estado.

EEUU detecta un retroceso propiciado por el Ejecutivo Fernández en políticas relativas a inversión, debido a la aplicación de medidas como el alza de impuestos sobre el comercio exterior, el aumento de los controles de capital y la renovación de los planes de control de precios. Como ejemplos cita la ley de emergencia económica, que aplicó un impuesto a la renta anticipado del 35% y una tasa sobre compras de divisa extranjera del 30%. Señala, además, como trabas una carga fiscal “alta e impredecible” y “leyes laborales rígidas”. Y que el incumplimiento en el pago de la deuda limita el acceso al crédito internacional.

En Chile, se destaca que la incertidumbre sobre el resultado de la Convención Constituyente puede afectar a la llegada de capital. “Las reformas legislativas y constitucionales propuestas ante el malestar social y el Covid crean inquietud por el impacto potencial en la inversión en minería, energía, salud, seguros y pensiones”, se dice. No obstante, se recuerda que Chile, donde la IED cayó en 2020 el 33%, a 8.400 millones, ha logrado en las últimas décadas atraer una enorme inversión, pese al pequeño tamaño de su mercado, gracias a la estabilidad macro y un marco legal sólido y de garantías a la propiedad privada.

En Colombia, el informe destaca el reto de la seguridad en ciertas zonas rurales debido a la presencia persistente de grupos armados tras la firma del Acuerdo de Paz, muestra inquietud por el último estallido social y cita obstáculos burocráticos para la llegada de capital. Con todo, se apunta que Colombia es uno de los destinos más atractivos para la IED en Sudamérica. En el país, la IED cayó el 45,3% en 2020, a 7.700 millones, según la Unctad.

Complicado panorama

En Perú, país que las últimas décadas ha fomentado un entorno de inversión abierto, con protección a los derechos contractuales y a la propiedad empresarial, EEUU detecta un alza de la incertidumbre por las políticas de ‘economía popular con mercados’ que pueda adoptar el presidente Castillo. Y señala que “una compleja burocracia” para el inversor, corrupción, conflictos sociales y las medidas populistas del Congreso perjudican el clima inversor. En Perú, la IED cayó de 8.000 millones en 2019 a 982 millones en 2020.

El texto muestra similares inquietudes a las de otros documentos sobre la situación en Latam, región que a los tristes récords de ser la más desigual y violenta, suma ser la que más ha sufrido el Covid y en la que más retrasada va la vacunación. El virus causó en 2020 la mayor caída del PIB jamás registrada, lo que agudizó una etapa de bajo crecimiento (2014-2019) y coloca al área en su situación económica, política y social más complicada en décadas.

Los analistas citan factores de inquietud como la creciente conflictividad social, que ya se ha manifestado en Chile, Ecuador y Colombia, y que puede verse espoleada por el alza de la pobreza tras la pandemia, como se ha visto con los choques en Cali y otras ciudades en mayo. En segundo lugar, el poco margen de maniobra financiera gubernamental y, en tercero, el auge populista ante un electorado impaciente y deseoso de cambios acelerados. Son factores que redundan en un clima más negativo para negocios e inversión y que ha alcanzado a las 4 economías más dinámicas, las de la Alianza del Pacífico.

Sobre el futuro también pesa el panorama electoral en un entorno de gran desconfianza hacia quien gobierna, no importa su signo. La izquierda podría alzarse en los próximos 18 meses con el poder en Chile, Colombia y quizá Brasil, tras un triunfo de Castillo en Perú que hace temer un cambio en el modelo que garantizó la estabilidad macro varias décadas. Pero no debería descartarse que los gobiernos de izquierda también vean su posición debilitada por el sentimiento ‘anti-establishment’, como se ha visto con el triunfo de Lasso en Ecuador y Lacalle en Uruguay, y la pérdida de respaldo a AMLO en México.

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