Tras el pacto suscrito a finales de 2020, la compañía ha recibido el pago de unos 600 millones de dólares (unos 520 millones de euros), así como los activos fuera de Egipto, excluyendo las actividades comerciales de Unión Fenosa Gas en España. Todo ello ha tenido un impacto positivo no ordinario de unos 103 millones de euros.
La energética que preside Francisco Reynés se centrará en el próximo quinquenio en su apuesta por la transición energética, el crecimiento en las energías renovables y en las redes de distribución, así como en el desarrollo de nuevas energías.
En el primer semestre del año, la compañía centró su crecimiento principalmente en proyectos renovables en España, Chile y Australia, donde tiene previsto aumentar su presencia hasta los 750 MW de capacidad instalada. Asimismo, Naturgy logró adjudicarse 235 megavatios de energía solar y eólica en la última subasta de renovables realizada en España. Además, obtuvo otros 45 MW de potencia solar en la subasta de Canarias, donde tiene previsto duplicar su capacidad instalada en dicha comunidad.
El beneficio neto ordinario ascendió a 557 millones de euros, lo que supone un aumento de más del 17%. En este contexto, la compañía aprobó el reparto de un dividendo de 0,30 euros por acción a cuenta de los resultados de 2021 que se pagarán el próximo 4 de agosto.
La deuda neta de Naturgy asciende a 13.611 millones de euros, después del desembolso realizado a los accionistas. El resultado bruto de explotación (Ebitda) se situó en los 1.678 millones de euros, con una caída del 3,8% respecto a igual periodo de 2020. En términos financieros, la compañía ha firmado un crédito sostenible por 2.000 millones de euros, vinculado a objetivos de sostenibilidad.
Aparte de la apuesta por las energías renovables en España, Naturgy ha puesto el punto de mira en otros países como Estados Unidos y Australia, donde busca ser uno de los líderes en dicho mercado y donde espera lograr una capacidad instalada de 750 MW en 2022.