Han sido días de muchos nervios, en los que los distintos tipos de inversores han sacado respectivos estilos a relucir. En la última sesión de la semana pasada y la primera de la que está en curso hubo una auténtica desbandada. "Me recordó a otros tiempos, la verdad. El volumen de órdenes de venta fue por momentos brutal para la época del año en la que nos encontramos. Hubo algunos momentos de auténtico estrés", señalan en una gran firma de bolsa.
A pesar de la tradicional sequía de liquidez del verano -son muchos los inversores que han colgado a sus carteras el letrero de cerrado por vacaciones-, el intercambio de acciones de los grandes bancos fue mucho más allá de lo normal en estas fechas. En las dos sesiones en las que el sector perdió más de un 4% de su valor se movieron más de 500 millones de euros en títulos de bancos. Una cifra que obligó incluso a algunas entidades a salir al rescate de unos precios que caían sin freno.
En una entidad financiera reconocen que en pleno chaparrón se vieron obligados a comprar acciones propias para frenar la caída. "No hubo pánico en ningún momento, pero sí una cierta sensación de rendición. No nos quedamos tranquilos hasta que vimos las primeras entradas claras de dinero en unos niveles técnicos que invitaban claramente a tomar posiciones", señalan en las mismas fuentes, que no recordaban una presión vendedora tan fuerte en mucho tiempo.
Inversores bajistas
Un proceso en el que, aunque sin excesos, habrían participado también los inversores bajistas, que han hecho de las suyas en los bancos más líquidos del sector pescando en río revuelto. Pero después de la tempestad da la impresión de que lo más duro puede haber pasado ya. La presión vendedora prácticamente se ha agotado y el papel que aparece se absorbe ahora con mucha más facilidad. Se ha producido, en definitiva, una gran limpia.
"Se ha visto ya en la sesión del jueves. La reunión del BCE, que ha cumplido con todos los pronósticos y mantendrá los tipos de interés negativos hasta 2024, se limitó a desinflar un poco los precios respecto a los máximos del día. Pero el sector acabó el día al alza y en un ambiente de tranquilidad. Pasado el mini terremoto, ahora toca esperar a que el resto de bancos presenten cuentas. Pero los inversores más nerviosos ya no están", señalan en una firma de bolsa nacional.
Por el contrario, la parte de los gestores que ha mantenido la calma durante la caída ha aprovechado el viaje bajista para comprar. "Hemos cargado las carteras en Santander por debajo de 3 euros o en CaixaBank por debajo de los 2,5 euros. Creíamos que había una oportunidad de hacer cartera a medio plazo y no lo hemos dudado", apuntan desde una gestora anglosajona.
El rebote de las tres últimas sesiones deja a la banca ante un corto plazo difícil de descifrar. Ya está descontado que el sector deberá convivir más tiempo de lo esperado con tipos negativos y menor crecimiento económico. Los expertos están de acuerdo en que ya no deben esperarse grandes alegrías en bolsa en este segundo semestre, pero recuerdan que a los actuales niveles tampoco hay demasiado que temer si las entidades hacen sus deberes.