El sector bancario español ha acometido uno de los más drásticos ajustes de los "excesos de capacidad instalada" que ha conllevado a la total desaparición de algunas marcas históricas, sobre todo entre las cajas de ahorros pero también entre los bancos. Desde el Popular hace unos años, hasta la más reciente de Bankia por su integración con CaixaBank.
Esta operación de fusión, junto a la de Unicaja-Liberbank a la espera del visto bueno de las autoridades de la competencia, son una prueba de que todo el sector ha obedecido a los continuos llamamientos de los organismos supervisores, desde el Banco Central Europeo (BCE) al propio Banco de España, de la necesidad de más fusiones.
Estos procesos han permitido contar con unas entidades de mayor fortaleza en un escenario de tipos de interés en negativo, una rentabilidad en mínimos y una eficiencia más que mejorable. Eso sí, las fusiones nacionales en el caso de España ya se están agotando.
Así lo ha reconocido el propio presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, aunque en la última asamblea de la patronal de los bancos y ante la recta final de su mandato aún consideraba que había más margen de integraciones entre las entidades bancarias españolas.
Roldán reclama, y no es la primera vez, que haya una mayor consolidación bancaria en otros países europeos y que se avance de manera decidida en la Unión Bancaria, que aún cojea respecto al Fondo de Garantía de Depósitos único en el que no se ha logrado avanzar en los últimos años.
Tan sólo unos días antes, el director general de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), José María Méndez, también abogaba en unas jornadas junto a la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, por un avance decidido en lograr una Unión Europea Bancaria completa.
Méndez, ante la necesidad de más ajustes en el sector, destacaba que en la actualidad en el sector bancario español hay cinco oficinas por cada 10.000 habitantes, cuando en 2008 (en el inicio del duro ajuste) había nueve sucursales por el mismo número de población.
Ajustes y críticas
La incipiente rebelión del sector bancario español a más operaciones de fusión se produce justo después de que todo el sector se haya convertido en la diana de todas las críticas políticas y sociales por los anunciados ajustes de plantilla, aunque ya se ha llegado a un acuerdo en el caso del BBVA y se haya limitado en el caso de CaixaBank, con más motivos por la integración de Bankia.
Las críticas políticas, casi injerencias como se considera en algunos círculos, se ha centrado en esos ajustes de plantillas de los bancos, al tiempo que se ha criticado los millonarios beneficios de las entidades y las altas remuneraciones de sus principales ejecutivos.
Esos reproches ha llegado desde la "moderada" vicepresidenta económica, Nadia Calviño, hasta algunos otros miembros del Gobierno más escorados hacia las posiciones de Unidas Podemos.
Las fusiones bancarias, como la auspiciada por la propia Calviño entre CaixaBank y Bankia, conllevan de manera inevitable una reducción considerable de plantilla. Los propios directivos de la banca española, en proceso de fusión o no, también justifican los ajustes por la creciente relación de sus clientes mediante canales digitales.