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Los inversores ponen el foco en los metales

El desa­rrollo de las nuevas tec­no­lo­gías y en es­pe­cial del vehículo eléc­trico no está pa­sando des­aper­ci­bido entre los in­ver­sores en me­ta­les, es­pe­cial­mente hacia aque­llos con un mayor valor in­dus­trial. Aunque la ma­yoría tienen ca­rac­te­rís­ticas es­pe­cí­ficas para su uso en las nuevas tec­no­lo­gías, con­viene tener claro cuáles se están be­ne­fi­ciando más por la de­manda.

Para ello los expertos ponen como principal ejemplo al cobre. Las estimaciones apuntan a que la utilización de este metal en la fabricación de vehículos eléctricos se multiplicará por más de cinco de aquí a 2035. El precio de este metal casi se ha duplicado desde abril de 2020, y, pese al estancamiento de las últimas semanas, se mantiene a un paso de los máximos registrados en 2011.

Otros elementos también muy utilizados en el sector automovilístico como el platino y la plata experimentarán el mismo efecto. La demanda de la plata podría aumentar a 88 millones de onzas para este uso industrial en 2025 frente a los 51 millones de onzas empleadas por la industria automotriz el pasado ejercicio. La plata se ha revalorizado más de un 80% en apenas un año al pasar de poco más de 14 euros la onza hasta los algo más de 26 euros que ha llegado a registrar este año. En su caso, además aún se encuentra muy lejos de sus máximos en 48,5 dólares registrados hace una década.

De igual modo, el platino podría ver impulsada su demanda por su uso en los catalizadores y en la producción de hidrógeno. La onza de este metal se paga en la actualidad en torno a los 1.200 dólares una vez recuperado del ajuste provocado por la pandemia que llevó su cotización hasta poco más de 700 dólares. En su caso, aún le queda un alto recorrido de más del 50% hacia sus máximos de 2011.

El oro, por su parte, no solo genera una alta demanda por su empleo en joyería sino también por la industria. Uno de los sectores donde ha experimentado un mayor crecimiento ha sido en la electrónica, particularmente dentro del área de las telecomunicaciones, la tecnología de la información y otras aplicaciones que precisan de una alta seguridad. Se calcula que se utilizan más de 320 toneladas de oro en el mundo cada año para fabricar ordenadores, teléfonos móviles, tablet y otros dispositivos electrónicos.

Su característica como activo refugio en los mercados financieros hace de este metal precioso especialmente volátil respecto al resto. La onza de oro marcó máximos históricos sobre los 2.000 dólares en medio de la pandemia para desinflarse desde entonces hacia la cota de los 1.700 dólares. Unos niveles interesantes de compra tanto por su potencial como metal de inversión como por su creciente uso industrial.

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