Reclama un ajuste de fron­tera a los países me­di­te­rrá­neos que no cum­plen las nor­ma­tivas me­dioam­bien­tales

El cemento en situación insostenible por los descensos continuos en el consumo

La pa­tronal con­si­dera ne­ce­sario el apoyo de la Administración para su re­cu­pe­ra­ción

Aniceto Zaragoza, Oficemen.
Aniceto Zaragoza, Oficemen.

El sector ce­men­tero ha en­trado en 2021 con una caída aguda del con­sumo, en un en­torno que no fa­ci­lita la re­cu­pe­ra­ción, y en el que in­ciden la crisis del sector de la cons­truc­ción, la com­pe­tencia de los países de la cuenca me­di­te­rránea que no aplican las di­rec­tivas me­dioam­bien­tales y los costes eléc­tri­cos. Para el di­rector ge­neral de Oficemen, Aniceto Zaragoza, “el 2020 ha sido un año com­plejo y nues­tras pre­vi­siones para este ejer­cicio se si­túan en una po­si­ción neutra de cre­ci­mien­to.”

Según Zaragoza, “la situación actual del sector es muy complicada, con unos niveles de consumo anormalmente bajos. Representan aproximadamente la mitad de la media de consumo de los últimos 50 años, que ascendía a 25 millones de toneladas de consumo medio anual, frente a los 13,3 millones de toneladas del pasado ejercicio, quedando en niveles de 1967. Y las previsiones para 2021 indican que el consumo de cemento se cerrará en una horquilla de entre un –3 y un +3%.”.

En los últimos datos de febrero de Oficemen, la caída del consumo de cemento sigue la tendencia negativa el mercado nacional, debido a la falta de impulso inversor tanto en obra pública como en vivienda. La caída en febrero ha sido del 2,4% respecto al mismo mes del año pasado, más moderada por no estar afectada por el efecto Filomena que paralizó la construcción.

Altibajos en 2020

El año pasado fue un año atípico para la industria cementera, lleno de altibajos, que se cerró con una caída del 9,7%, y un consumo absoluto de 13,2 Mt, 1,4 Mt menos que en 2019. Tras los fuertes descensos de marzo, abril y mayo, el levantamiento del confinamiento supuso la reanudación de muchas obras, lo que permitió un ligero crecimiento en junio, al que sin embargo siguieron nuevos retrocesos en los dos meses vacacionales y en octubre. Aunque los dos últimos meses del año se cerraron en positivo, no pudieron compensar las fuertes caídas de los meses de confinamiento.

Para Aniceto Zaragoza, “estamos en un momento difícil también porque el nivel de construcción es débil. Hay un déficit de viviendas y de licitación de obra pública”. La evolución de la industria cementera está unida a la del sector de la construcción e infraestructuras, que tiene un enorme impacto en el desarrollo económico y social, dado que se trata del sector productivo que genera la mayor actividad económica inducida de la economía (1,92 euros por cada euro invertido).

En vivienda los últimos datos disponibles cifran en más de un 23% la caída para 2020 con respecto a los niveles del año 2019, mientras que la edificación no residencial ha registrado una caída en los visados de m² del 22,7%. Respecto a la inversión en obra pública para 2021, las previsiones que están realizando diversas entidades públicas y otros organismos es que, en el mejor de los escenarios, se mantengan las cifras de 2020 con 11.300 millones.

Oficemen reafirma la necesidad de un apoyo real desde la Administración a la recuperación del sector. La evolución de la industria cementera está unida a la evolución del sector de la construcción e infraestructuras, que tiene un enorme impacto en el desarrollo económico y social, dado que se trata del sector productivo que genera la mayor actividad económica inducida de la economía (1,92 euros por cada euro invertido).

Exportaciones

Respecto a la recuperación de las exportaciones en febrero con un aumento del 29% y en el interanual de 5,2%, la patronal considera que hay que tratar con mucha cautela este crecimiento. Para Oficemen no se puede olvidar que seguimos inmersos en una situación de pandemia, que aún pesa sobre la producción local en muchos de los países de nuestro entorno, productores y receptores tradicionales de cemento, y tenemos serias dudas de que venga para quedarse si no se articulan mecanismos para mejorar nuestra competitividad en el medio y largo plazo.

El año pasado las exportaciones cayeron un 3,4%, lo que en valores absolutos se tradujo en 5,9 millones de toneladas de cemento y clínker, 208.455 menos que en 2019. Según Oficemen, estas cifras cobran más valor si se analiza la evolución de las exportaciones en los últimos años. En 2016, el sector exportaba casi 10 millones de toneladas, por lo que los escasos seis millones actuales suponen una caída cercana al 40% en solo cuatro años. Esta situación se ha traducido en que España pierda su liderazgo exportador en la UE, colocándonos por detrás de Alemania, que cerró el año con 6,9 millones de toneladas exportados frente a los 6 de España.

Según Aniceto Zaragoza, “la Administración tiene que ser consciente del desequilibrio internacional”. Para poder recuperar la actividad exportadora sería necesario atacar de frente a los dos motivos principales de la pérdida de competitividad en los mercados exteriores: los elevados costes eléctricos que sufre la industria española y el crecimiento de los precios de los derechos de emisión de CO2 que cada vez hacen que resulte más complicado competir en mercados extracomunitarios.

Respecto a los costes eléctricos, aunque Oficemen valora positivamente la aprobación, el cierre del pasado año del Estatuto Electrointensivo, consideran que resulta insuficiente y confían también en una revisión a la baja de los peajes eléctricos, que sirva para seguir reduciendo su diferencial de costes con otros países vecinos, como Alemania o Francia, y que permita reequilibrar las condiciones de competitividad a nivel comunitario.

Derechos de emisión

Por lo que respecta al crecimiento de los precios de los derechos de emisión, que se han duplicado en el último año, hasta superar los 40 euros por tonelada emitida, “apostamos por la implantación de un sistema de ajuste de carbono en frontera”, afirma Aniceto Zaragoza. Fabricantes del arco mediterráneo, Asia o del Norte de África, no cuentan con agendas de descarbonización equivalentes a las de la Unión Europea –no pagan derechos de emisión por tonelada de clínker fabricada-, lo que, además de mermar la competitividad de la industria cementera comunitaria, afecta también negativamente a la lucha contra el cambio climático a nivel mundial.

El marco de actuación en materia de clima y energía de la Comisión Europea contempla para 2030 la reducción de al menos un 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto al año 2019. A día de hoy, el sector cementero español tiene una ratio de reducción del 27% y se ha marcado como objetivo para 2030, en su hoja de ruta, que esa reducción alcance el 43%.

Según Zaragoza, “hay que tener en cuenta que el efecto descarbonizador merma nuestra competitividad, ya que obliga a comprar CO2 y, en consecuencia, encarece nuestros precios”. En este sentido, la patronal se congratula de que el Parlamento Europeo esté dando ya los primeros pasos para crear un impuesto al carbono para los productos importados de países que tienen estándares más bajos para frenar las emisiones de CO2 causantes del cambio climático.

Fondos europeos, sostenibilidad y digitalización

Oficemen ha presentado tres proyectos al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno -tanto en solitario como en colaboración con otros sectores industriales- valorados en cerca de 3.000 millones de euros en conjunto. Todos ellos están basados en la economía circular, la sostenibilidad en construcción, el uso de hidrógeno, la transformación digital y la descarbonización.

Para la patronal, el mejor aprovechamiento de los fondos europeos pasa por trabajar en una doble vía: la transformación de los procesos industriales y económicos, y el desarrollo de planes públicos específicos para el fomento de la actividad industrial y la mejora de la competitividad de nuestra industria.

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