Obtuvo un re­sul­tado neto po­si­tivo de casi 300 mi­llones y man­tendrá el di­vi­dendo según el BCE

Santander salva un difícil 2020 en Portugal pese a la pandemia y los reducidos márgenes

El cierre de ofi­cinas y la re­duc­ción de la plan­ti­lla, claves en el fu­turo del equi­li­brio del re­sul­tado

Santander Totta es ya Santander.
Santander Totta es ya Santander.

Frente al pa­no­rama ne­ga­tivo del sector fi­nan­ciero mun­dial, no solo con­se­cuencia de la pan­demia sino de­ri­vado de unos tipos de in­terés en mí­nimos his­tó­ri­cos, Santander Totta no tiene por qué que­jarse del ejer­cicio 2020, con unos re­sul­tados con­si­de­rados en Portugal como glo­bal­mente po­si­ti­vos. Además de un be­ne­ficio neto de 295,6 mi­llones de eu­ros, un 43,9% in­fe­rior al ob­te­nido en 2019, debe ana­li­zarse dentro de las pér­didas de 8.771 mi­llones de la casa ma­triz, re­sul­tado de ajustes con­ta­bles de ca­rácter ex­tra­or­di­na­rio.

Contrariamente al habitual, Santander Totta no creo conveniente convocar los medios de comunicación para presentar los resultados anuales, sino que lo hizo a través una simples nota de prensa. También de forma no presencial, los medios lusos se enteraron de una nota relacionada con la drástica reestructuración la plantilla y de la red de oficinas, que implicará salidas voluntarias y jubilaciones anticipadas para empleados con más de 54 años, y que el equipo dirigido por Pedro Castro e Almeida quiere tener totalmente cerrado entre el 8 y el 26 marzo.

Resultado positivo

Además del resultado neto positivo, una parte del cual caerá en las arcas de la casa madre española (Santander Totta tendrá en cuenta las preocupaciones del BCE, que a final de año recomendó que la remuneración de los accionistas no superara el 15% del resultado neto, con que cabría pensar en un dividendo de 44 millones en Portugal), el banco luso subraya la consistencia de su actividad.

En una coyuntura muy complicada, tanto por la pandemia como por la reducción de los márgenes, mantuvo a salvo la calidad de la cartera crediticia, ya que la ratio de gestión del riesgo (“non-performing exposure”) bajó al 2,6%, frente al 3,2% que había registrado en 2019.

Apoyo a la economía lusa

Cabe subrayar, al respecto, que en 2020 la cartera crediticia creció un 6,8%, hasta alcanzar los 42.700 millones de euros, no solo por la aplicación regulatoria de la moratoria al crédito de familias y empresas decretada por el gobierno portugués y cuyo plazo legal fue prolongado hasta finales de setiembre, sino también por el ritmo sostenido de creación de nuevas líneas de apoyo a la economía portuguesa y al mercado hipotecario.

Para final de año, Santander Totta había concedido unas 87.000 moratorias en el pago del crédito concedido, por un importe total de 8.600 millones de euros, equivalente al 21% de la cartera crediticia, además de los 1.600 millones de euros garantizados por el Estado. En términos globales, los créditos hipotecarios y a las empresas representaban a final de año, respectivamente, 20.700 millones (+5,2%) y 16.400 millones (+6,7%), frente a solo 1.700 millones de créditos al consumo (-1,5%).

Prueba del dinamismo del negocio, la cartera crediticia se situó prácticamente al mismo nivel del volumen global de los recursos de la clientela, que crecieron un 1,9% hasta 43.270 millones de euros. De ellos, los depósitos crecieron un 2,3%, hasta 36.000 millones, pero menos que los fondos de inversión gestionados por Santander Totta, que alcanzaron los 3.200 millones (+6%). El único retroceso fue registrado en los seguros, que bajaron un 5%, Hasta 4.000 millones.

Pese a la coyuntura negativa, el Santander Totta pudo mejorar su nivel de ingresos y registrar un margen financiero de 786,6 millones de euros, solo un 8,1% menos que en 2019, atribuido principalmente a la reducción de los diferenciales o márgenes financieros, con las tasas de interés en mínimos históricos, teniendo además en cuenta que el banco decidiço bajar al 1% el “spread” del crédito hipotecario (la segunda tasa más baja del mercado), con lo que las comisiones y el producto neto bancario cayeron un 1,9% y un 4,3%, respectivamente, hasta situarse en 373 y 1.371 millones de euros.

Mayor solvencia

Otro de los aspectos positivos del ejercicio 2020 subrayados por la gestión del Santander Totta, reside en los niveles de solvencia y de liquidez, que siguen situados por encima de los mínimos exigidos por el BCE. El 43,8% de la ratio de eficiencia está en línea con la registrada en 2019, y sobre todo la “Common Equity Tier1” creció 5,6 puntos, situándose en 20,6%, frente al 15% que el banco había presentado a finales del 2019.

Al margen de los problemas provocados por el coronavirus, que mantiene buena parte de la economía paralizada, principalmente el turismo, la restauración y los espectáculos (pese a la notable mejora registrada los últimos días en términos de número de afectados y de víctimas mortales, la pandemia seguirá exigiendo la máxima prudencia y el gobierno luso no se plantea de momento levantar las impopulares y drásticas medidas de confinamiento), el banco deberá hacer frente al comité de empresa y a los sindicatos para cerrar su reestructuración.

Plan de reducción de costes El plan de reducción de costes, que ya llevó en 2020 a la supresión de 208 empleos y al cierre de 62 oficinas (a final de año el banco tenía 5.980 empleados y 443 oficinas), tendrá la máxima prioridad. La supresión de puestos de trabajo, en las oficinas como en los servicios centrales, afectará sólo a empleados con más de 44 años:y, entre el 8 y el 16 marzo, podrán firmar sus “rescisiones voluntarias” o jubilaciones anticipadas, en los términos fijados en setiembre 2020. Aquellos con menos 45 años que no recibieron ninguna propuesta también podrán hacerlo hasta el 9 abril.

Sin embargo, Santander Totta tiene movilizados a todos los sindicatos del sector (algo inédito en la banca portuguesa), que no descartan acciones sindicales. Además del objetivo de reducción de costes, que en las circunstancias actuales es considerado como una prioridad absoluta, el presidente de la entidad, Pedro Castro e Almeida, recuerda al comité de empresa y a los sindicatos, que la tras las adquisiciones de Banif (2016) y de la red del Popular (2017), la reforma estructural anunciada no tiene vuelta de hoja.

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