Los últimos movimientos realizados por las autoridades de Pekín apuntan a un deseo de depreciación encubierta de la divisa asiática. El avance del PIB chino se ha ido debilitando durante el año, desde el 18,3% del primer trimestre hasta el 4,9% del tercer cuarto del año.
Hace unos días, el Banco Popular de China ya manifestó que sería más activo en la utilización de sus herramientas de política monetaria con el objetivo de impulsar la economía. La autoridad monetaria ya había tomado hace unas semanas la decisión de elevar el coeficiente de divisas en los bancos privados hasta el 9%, una medida que había presionado al alza las monedas extranjeras y había propiciado la depreciación del yuan. En los últimos meses, el yuan se había apreciado en el entorno del 8%, en paralelo al debilitamiento del crecimiento económico.
El Gobierno chino ha tenido que afrontar la mayor crisis inmobiliaria del mundo, lo que le ha llevado a congelar el mercado de bonos basura denominados en dólares. La crisis de Evergrande sigue constituyendo una bomba de relojería muy delicada para el país asiático. Ante la amenaza de un parón económico, el banco central decidía a principios de mes el recorte en medio punto de la cantidad de efectivo que los bancos deben mantener en reserva, con el objetivo de contrarrestar la desaceleración económica.
Devaluación
Albert Edwards, de Société Générale ha advertido de que “a pesar de que las exportaciones chinas siguen siendo sólidas, los inversores deberían estar alerta ante una devaluación sorpresiva del renminbi similar a la de 2015”.
Ting Lu, estratega de Nomura para China, advierte de que “aunque los mercados apenas lo notaron, las compras netas de divisas por parte del Banco Popular de China aumentaron hasta los 5.600 millones en noviembre, desde los 1.700 millones en octubre, esto podría ser más relevante para reducir las tasas de interés del mercado en los próximos meses”. Aunque se produjo una entrada masiva de divisas por el superávit tanto por cuenta corriente como por la cuenta financiera, las compras netas de divisas por parte del banco central chino desde finales de 2019 hasta octubre de este año fueron casi nulas.
Lu recomienda para los próximos meses las compras significativas de divisas por parte del banco central por tres razones. Podría evitar que el yuan se aprecie aún más, podría incrementar las reservas de divisas del banco central chino, en un momento de temores a incumplimientos de los bonos en dólares de las empresas chinas, y en tercer lugar podría incrementar la liquidez de la economía, “que se está desacelerando a un ritmo preocupante”. Hay que recordar que comprar divisas en el mercado abierto constituye una forma de devaluación de la moneda.