Esta noticia ha golpeado de lleno en la línea de flotación del grupo que lleva un año para olvidar. La evolución de su actividad, y en concreto de su Ebitda, se ha visto condicionada desde la aparición de la pandemia con la caída de las cifras de extracción de sangre y la necesidad de abonar mayores precios por extracción para contrarrestar ese descenso.
Un serio varapalo en las perspectivas del grupo para convertir su terapia a través de plasma en uno de los tratamientos estrella en la lucha contra el coronavirus. A eso se suma la aparición de la nueva variante ómicron, un nuevo lastre para la compañía si se reviven las circunstancias vividas con la aparición de la pandemia en 2020.
Factores que justifican la progresiva retirada de inversores desde hace año y medio, dejando un perfil desolador de su cotización en bolsa. En este período, el valor ha pasado de cotizar a cerca de 33 euros por acción hasta los poco más de 16 euros a los que se mueve en la actualidad.
Ha perdido más de la mitad de su precio y lo peor es que no hay indicios de que se vaya a frenar este castigo salvo que sus resultados en este segundo semestre cambien radicalmente gracias a una alta demanda de sus productos, en especial en China. En los seis primeros meses de 2021, las ventas del grupo descendieron un 5,3% y el beneficio neto ajustado, un 20,3%.
Cifras que llevan a los analistas a ser tremendamente prudentes con el valor. Bankinter, por ejemplo, ha recortado su estimación de precio objetivo de 20 a 17 euros por acción al considerar que la compañía es una de las farmacéuticas españolas más expuestas a un recrudecimiento de la pandemia por la aparición de ómicron. Con todo, esta estimación se mantiene por encima de su actual precio de mercado por lo que han elevado su consejo de vender a neutral.