Los bancos de in­ver­sión dan por aca­bado el año de OPV con un saldo exiguo

Las salidas a bolsa en España protagonizan un nuevo fiasco que exige reflexión

Nunca se ha­bían que­dado tantos pro­yectos en el tin­tero como en el año 2021

Salida a Bolsa de Lar
Salida a Bolsa de Lar

Las com­pa­ra­ciones siempre son odio­sas. Si se toma como re­fe­rencia que en 2020 sólo se es­trenó en la bolsa es­pañola el fa­bri­cante de se­gui­dores so­lares Soltec, al­guien po­dría decir que 2021 ha sido un año ra­zo­na­ble­mente bueno en lo que a las sa­lidas a bolsa se re­fiere. Pero no hay nada más lejos de esa idea a pesar de los debut de Acciona Energía, Línea Directa o Ecoener, que no en­cu­bren la dura reali­dad.

Cuando empezó el año, todo hacía indicar que venía por delante el gran año de las salidas a bolsa. Los banqueros de inversión se relamían con la posibilidad de sacar adelante este año la colocación de la filial de renovables de Repsol -con valoraciones que se situaban alrededor de los 4.000 millones de euros- y un buen número de compañías energéticas cuyas operaciones se han ido cayendo sin solución de continuidad.

Opdenergy -quiere volver a la carga en 2022, pero con unas pretensiones de levantamiento de capital mucho más bajas respecto a la ampliación de capital de 400 millones de euros planteada inicialmente-, Factorenergía, Capital Energy y Gransolar se han quedado de momento en el tintero, y otras como la de Food Service Project, dueña de Vips, o la de RBI España, el mayor franquiciador de Burger King en España, están guardadas en el cajón.

"La bolsa española tiene un problema enorme. Se le van muchas más compañías de las que llegan al parqué. Es un problema de valoraciones, porque algunas veces las pretensiones de los vendedores son demasiado altas. Pero también del atractivo de España como destino. Ahí está el caso de Allfunds, una empresa con sede en España que prefirió Amsterdam para empezar a cotizar. Lo que está pasando merece una reflexión", señalan en un gran banco de inversión.

Lo cierto es que tanto la bolsa española como los 'investment banks' se han quedado con la miel en los labios después de una primavera prometedora pero hasta cierto punto engañosa. En abril debutó Línea Directa Aseguradora tras desgajarse de Bankinter, pero aquello fue un mero 'listing' que dio a la compañía una valoración de más de 1.700 millones de euros, pero sin que mediara ninguna venta de acciones.

Por su parte, la operación de Soltec era pequeña, con una valoración de la compañía de 440 millones de euros. El único plato fuerte de verdad fue la salida a bolsa de Acciona Energía, que salió al mercado con un valor de cerca de 9.000 millones de euros. Una gran operación que ha sido la tabla de salvación del mercado español en un año que, en su tramo final, ha representado un fiasco de grandes proporciones.

Poco importa que, a nivel global, el año de salidas a bolsa haya sido extraordinario en cantidad y volumen, aunque otra cosa muy distinta ha sido el desempeño posterior de estás compañías. En muchos casos, ha sido decepcionante, pero la realidad es que sólo las sociedades de adquisición con fines especiales (SPACs) de todo el mundo han recaudado más de 600.000 millones de dólares este año.

Además, han debutado en el mercado gigantes como la empresa de camiones eléctricos Rivian por 12.000 millones de dólares, China Telecom en Asia por 8.400 millones de dólares o la muy popular de Robinhood. La enorme cantidad de liquidez en manos de los inversores ha favorecido una larga lista de colocaciones de la que España está en el furgón de cola un año más. Y ya son demasiados ejercicios seguidos.

Ha dicho el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que si no hay más salidas a bolsa en España estará en riesgo la recuperación. Una reflexión interesante que quizá haya que ligar al mucho peor desempeño del Ibex 35 en 2021 respecto al resto de grandes índices mundiales. Todo indica a que hay un fallo general en el mecanismo que en España lleva -o debería llevar- a las empresas hacia la bolsa.

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