La imposibilidad de controlar el desequilibrio en las cuentas públicas por parte de los gobiernos del popular Mariano Rajoy, así como del socialista Pedro Sánchez se saldó en los últimos siete años con unos números rojos de España por importe de 388.775 millones de euros. La pandemia del coronavirus supuso un fuerte revés para las cifras del Estado el pasado año, que arrojaron un déficit de 122.900 millones de euros.
Ante la débil situación de las economías europeas, el BCE decidió en 2014 lanzar un programa de compras de deuda de cada país, con el objetivo de inyectar liquidez para reactivar la actividad y conseguir la salida del túnel de una crisis que se arrastraba desde el año 2008, cuando se produjo la quiebra de Salomon Brothers, las subprime y todo lo que vino después.
El Banco Central Europeo delegaba en los supervisores nacionales para la ejecución de esta política de compra de deuda. Esta estrategia replicaba el modelo que había sido utilizado por la Reserva Federal, el banco central estadounidense, para salir de la crisis de 2008. El único inconveniente que tiene es que supone inflar la masa monetaria del país, lo que a la larga conduce a un proceso inflacionista. Es la situación actual.
Durante veinte años, se impuso la doctrina escrita en el Tratado de Maastricht, que prohibía a los bancos centrales la financiación de los déficit públicos a través de la tenencia de deuda (las letras y bonos constituyen esa financiación del déficit).
De esta forma, en 2014, el Banco de España sólo contaba con una cartera de 29.397 millones de euros. A partir de ese momento, el saldo comienza a crecer por las operaciones de aporte de fondos para luchar contra la crisis. Un año después, el banco central español había incrementado sus tenencias de deuda hasta los 71.160 millones de euros y ya en 2016 poseía 138.590 millones de euros. En 2017 la cifra se elevó ya hasta los 195.502 millones.
Despilfarro público
Las cifras suponen un reflejo sobre el despilfarro que ha presidido la actividad de la administración bajo los dos grandes partidos. En 2018, cuando se produce el relevo en la presidencia del Ejecutivo, el Banco de España tiene ya 217.923 millones para descender hasta los 212.598 millones un año después.
El año de la pandemia, el 2020, supone un acelerón en las compras de títulos españoles, hasta un saldo de 302.525 millones de euros. Al cierre del mes de agosto de este año, la cartera ya se encontraba en los 359.917 millones de euros.