ANÁLISIS

La Fed ha pro­me­tido li­mitar gra­dual­mente la po­lí­tica mo­ne­taria laxa, pe­ro...

La inflación de EEUU se dispara en un océano de liquidez propiciada por la Fed

Algunos ex­pertos re­cuerdan el pe­riodo in­fla­cio­nista de pri­meros de los se­tenta, que puso fin a la con­ver­ti­bi­lidad

Liquidez
Liquidez

El 15 de agosto de 1971, el en­tonces pre­si­dente de EE. UU., Richard Nixon, sus­pendió la con­ver­ti­bi­lidad del oro, dando un golpe casi de gracia al ré­gimen mo­ne­tario que nació en 1945 en la reunión que los aliados de la II Guerra Mundial man­tu­vieron en el Hotel Mount Washington de Bretton Woods (New Hampshire). Con el mundo inun­dado de dó­lares y la guerra de Vietnam en su peor mo­mento, los ex­pertos adu­jeron que el origen pri­mi­ge­nio, aunque no el único, de esa me­dida es­taba en la in­fla­ción ga­lo­pante que co­men­zaba a re­gis­trar la eco­nomía nor­te­ame­ri­cana.

Este miércoles, el Bureau de Estadísticas de EEUU desveló que el Índice de Precios al Consumo (IPC) de Estados Unidos había subido hasta el 6,2% en octubre desde el 5,4% registrado en septiembre, muy por encima del 5,8% previsto por los analistas.

Se trata del mayor crecimiento de los precios estadounidenses en los últimos 31 años pero con una gran diferencia: en los años noventa del siglo pasado, la inflación norteamericana, así como su coyuntura económica, aunque con crisis incipiente, estaba más tranquila y, desde luego, no había sufrido una pandemia como el covid-19.

Tampoco estaba ante un problema general de subida de precios energéticos, con el petróleo, base de la economía diaria de los ciudadanos de EEUU, por encima de los 80 dólares por barril. De hecho, el IPC subyacente, que excluye alimentos y energía, está por debajo del IPC general, pero también se ha incrementado hasta el 4,6%, desde el 4% anterior, un dato superior al 4,3% previsto.

Los combustibles se han disparado un 12,3% en un mes, lo que se traduce en una revalorización del 59,1% respecto a 2020. Este alza se produce en medio de una alta demanda, pese a que la OPEP ha decidido mantener para diciembre el aumento de 400.000 barriles diarios, que aunque por debajo de lo que solicitaban algunos gobiernos es una ayuda considerable para el Gobierno del Joe Biden, que se encuentra en su peor momento de popularidad.

Aún siendo significativa, la inflación en octubre en Estados Unidos no alcanza la que alcanzó a finales de los añps setenta, coincidente con la segunda crisis del petróleo, ni con la de anterior al a etapa de la presidencia de Ronald Reagan (primeros años ochenta) pero su ha servido para alertar a los expertos y los organismos internacionales y estadounidenses, como es el caso de la Reserva Federal, teniendo en cuenta las circunstancias especiales del momento, como es la batalla en marcha para combatir los efectos deflacionistas de la histórica pandemia del covid-19

Tensión para Europa y España

No hay que recurrir a la máxima de que no hay nada peor que la inflación para la estabilidad de las economías y de los Gobiernos que las sustentan. En Europa, pero sobre todo España, la inflación está a unos niveles alarmantes y se está comiendo los ya estrechos márgenes financieros de la banca y asustando a las empresas, cuyos resultados desvelan una vulnerabilidad increíble.

Con el IPC superando el 5,5%, la inflación en España se va a comer toda la política social que el Gobierno practica, con alto riesgo para las estrategias estables de control del déficit y de la deuda, en sus niveles históricos.

No hay que alarmarse, diría un optimista. Pero en Franckort y en EEUU se barruntan tempestades que, de seguir en estado de liquidez permanente e inflacionista, forzará cambios costosos en la política monetaria y cambiaria. Washington ya no dispone de armas como la suspensión de la convertibilidad del oro, pero hay muchos instrumentos a la mano para superarla...

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