Este efecto amenaza con llevarse por delante todas las expectativas, derivadas del ciclo económico favorable, apuntadas por los analistas en estos meses. Recientemente, JP Morgan había mejorado su previsión de BPA un 5% para este año y un 23% para 2022 ante las buenas perspectivas de la demanda.
La firma ha elevado el precio de 56,3 hasta los 61 euros. Aunque esta valoración supone un potencial alcista de más del 30% desde su actual precio de mercado, ha reiterado su recomendación de neutral ante los riesgos inherentes a su escaso tamaño.
La cuestión es si ahora, este fabricante de acero inoxidable cien por cien reciclable podrá trasladar la subida de los costes de la materia prima y de la electricidad a sus clientes. Algo que no se antoja nada fácil.
Así lo está entendiendo el mercado. En esta última semana se han producido fuertes ajustes que han elevado su caída en el mes a cerca del 5%, reduciendo su revalorización anual por debajo del 40% después de ser uno de los grandes protagonistas del mercado en la primera mitad del año.
Su perfil técnico se ha complicado de este modo, poniendo en riesgo el suelo de los 45 euros por acción, tras los máximos absolutos marcados en agosto sobre los 54 euros por acción. La pérdida de esta cota podría provocar recortes adicionales del 10% o el 15%.
Todo dependerá en buena medida de cómo se esté reflejando esta crítica situación actual en su cuenta de resultados. El grupo tiene presentar cuentas el próximo 12 de noviembre, por lo que, hasta entonces como mínimo, los analistas aconsejan mantenerse alejados del valor.