Vivendi ha aclarado que no está no está en negociaciones o conversaciones con ningún accionista del grupo de comunicación para la adquisición de dichas acciones, lo que trasluce su intención de acudir al mercado. Lo que no ha explicado, dentro de toda pura lógica empresarial, cuáles son sus intenciones al pretender hacerse con un 20% más del capital que ya posee en Prisa, sin tener que lanzar una Oferta Pública de Acciones (OPA) por la totalidad del capital.
Como no podía ser de otra manera, el anuncio de Vivendi hizo que las acciones del grupo de comunicación se disparan un 20% en la apertura de la Bolsa este martes, después de haber estado varias horas suspendidas en subasta de volatilidad, hasta 0,67 euros frente a las 0,56 euros al cierre del lunes.
Intenciones de Vivendi
En medios políticos franceses se especuló en su día que Vivendi, aparte de la expansión que quiere dar a sus negocios de comunicación, venía a "echar una mano" a su socio en Francia, el empresario de origen armenio Joseph Oughourlian, que ya tiene un 29,9% de Prisa. La histórica familia francesa Bolloré, encabezada ahora por Vicent, tras el paso a segunda línea del patriarca, controla cerca del 30% de los derechos de voto de Vivendi a través de varias sociedades interpuestas.
Según esos medios, el "precio" de Vivendi por esta ayuda a su "amigo francés" estaba claro: los restos de la editorial Santillana (es decir, la parte española del histórico imperio de Jesús de Polanco), pese a estar ya "apalabrada" su venta, que no ratificada, a un grupo noruego. Prisa ya vendió hace tiempo Santillana América, la parte más jugosa de ingresos, y que había salvado los resultados endémicos del negocio periodístico de Prisa, el País y la Ser, durante años.
Capital Madrid ya avanzó las intenciones del Vivendi el pasado mes de abril, al resaltar que el grupo galo controlado por la familia Bolloré no se contentaría con el 9,9% de acciones adquiridas en aquellas fechas. Ver enlace
Comunicado al Ministerio
La compañía francesa ha presentado ante la Subdirección General de Inversiones Exteriores del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, una solicitud para la obtención de autorización del Consejo de Ministros a la adquisición de acciones de Prisa representativas de hasta un 29,9% de su capital social.
El grupo entró en el accionariado el pasado enero, cuando compró su participación al banco HSBC. Actualmente posee un 9,93% del accionariado.
Las acciones de Prisa cerraron a 0,56 euros este lunes, un 3,52% más que en la apertura gracias a un repentino repunte a finales de sesión. Casualidad o información adelantada, la subida de la cotización de Prisa, con su tradicional volatilidad a golpe de noticias puntuales, lleva una considerable baja en el año, lo que hace creer a los expertos que no alcanzará el objetivo previsto por sus más recientes accionistas, como es el caso del socio mayoritario de ciudadania francesa y origen armenio, Joseph Oughourlian, de superar el 1,8 euros por acción de abonó en su día.
El principal accionista de PRISA es precisamente Joseph Oughourlian, a través de la firma anglo norteamericana Amber Capital, con un 29,8%, tras la cual se sitúa Vivendi como segundo accionista, con hasta ahora, un 9,9%. Telefónica es el tercer accionista con un 9% y Rucandio, el cuarto con un 7,6%, vinculado a la familia Polanco, que en su día fueron los primeros accionistas con hasta un 71% del capital.
Hace unos pocos días, HSBC y CaixaBank vendieron toda la deuda que mantenían en Prisa a diferentes fondos, entrando el fondo Pimco como nuevo acreedor de la firma editora española, junto al Banco Santander. Según los últimos datos disponibles, la entidad que preside Ana Botín mantiene un 4,5% del capital de Prisa, en gran parte como resultado de diferentes procesos de conversión de deuda en acciones.
Algunas fuentes señalan que este fondo de capital riesgo tendrá un papel decisivo en la reestructuración del balance y del accionariado. Por su parte, el banco británico fue el accionista de Prisa que facilitó la entrada de Vivendi en el capital de Prisa, con la venta de su 9,9%. No parece, por tanto, una casualidad que esa nueva deuda en pueda algún día ser convertida en más acciones, que podrían ser susceptibles de venta, en el muy supuesto caso de que la operación no haya sido ya pactada.