De hecho, el negocio del gestor de los mercados de valores españoles se estaba viendo muy presionado a la baja por la progresiva caída de los volúmenes de negocio y sin apenas nuevas cotizadas, más allá del BME Growth especialmente animado por las socimis.
Soltec ha sido la única compañía en pasar en los dos últimos años a formar parte del Índice General de la Bolsa de Madrid tras su admisión a negociación en Bolsa el pasado 28 de octubre. Una sequía que está resultando demoledora para el mercado ante la baja tasa de reposición.
Tras las salidas este año de Abengoa, Abengoa Clase B, BME y Másmóvil Evercom, y la única incorporación de Soltec, el mercado continuo estará formado por apenas 119 compañías cotizadas en el primer semestre de 2021. Esta es una de las cifras más bajas desde que en 1995 se sustituyó el CATS por el sistema de contratación informatizada (SIBE) que conecta los cuatro mercados españoles: Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia.
Abengoa y Abengoa Clase B fueron suspendidas como consecuencia de haber agotado alternativas dirigidas a la continuidad del negocio del grupo debido a la ausencia de liquidez y avales. BME salió de Bolsa el 30 de septiembre como consecuencia del resultado positivo de la Oferta Pública de Adquisición lanzada por Grupo SIX. Y Másmóvil Ibercom fue excluida de Bolsa el 16 de noviembre tras la OPA formulada por Lorca Telecom.
El nuevo gestor de los mercados españoles se enfrenta ahora a la difícil tarea de reconducir la situación y despertar de nuevo el interés de las empresas españolas por la Bolsa como fuente de financiación. Una de las principales razones de esta pérdida de interés se debe a que ya no es tan necesario estar cotizado para obtener liquidez para los inversores en compañías privadas.
Las empresas cuentan ya con innumerables formas de obtener financiación más fácil y más barata y las perspectivas de tipo cero durante mucho tiempo no ayudan tampoco. Un nuevo escenario financiero que está amenazando las funciones básicas que dan sentido económico a una institución bicentenaria como la Bolsa. Los mercados de renta variable están obligados a adaptarse si no quieren verse abocados a la desaparición.
De momento, BME se sigue optando por un calendario muy exigente con apenas cinco festivos al año frente a los ocho en Alemania o los nueve en Wall Street con el fin de estirar al máximo la contratación incluso a pesar de los altos costes que eso implica.