La empresa, subsidiaria de Intel desde 2017, apuesta por coches del futuro que 'vean', 'oigan' y tomen decisiones. Los 'ojos' del ingenio consisten en un conjunto de cámaras gobernadas por un microprocesador de diseño propio, que puede venir de serie o adquirirse como un dispositivo accesorio. Toma de decisiones
Según Mobileye, las cámaras computerizadas son capaces de detectar e interpretar señales de tráfico, así como situaciones de riesgo como choques o salidas del carril. El procesador utiliza la perspectiva y activa el cálculo de múltiples operaciones matemáticas para concluir la distancia y el tiempo de que se dispone para evitar el accidente.
Las cámaras son, por lo tanto, el pilar de esta idea de autoconducción, que cuenta además con la asistencia de radares e ingenios de detección por láser (LIDAR, por sus siglas en inglés), orientados a perfeccionar los automatismos del vehículo. La meta es conseguir un coche verdaderamente autónomo, que tenga todas las capacidades necesarias para gobernarse a sí mismo sin depender del ancho de banda de una red de comunicaciones.
El futuro a la vista
La subsidiaria de Intel, que acapara el 80% del mercado de artilugios ópticos de asistencia al conductor, afirma que su tecnología de seguridad está ya presente en cientos de nuevos modelos de automóviles de los principales fabricantes de automóviles del mundo: BMW, Audi, Volkswagen, Nissan, Honda y General Motors, entre otros.
Con el acceso a la tecnología de chips de su matriz Intel, Mobileye espera ser capaz de desarrollar sensores láser que abaratarán la producción de coches autónomos hasta el punto de que en 2025 ya puedan comercializarse de forma masiva.