Los bancos europeos ya se quedan con menos argumentos ante el supervisor para no acometer fusiones, más necesarias en algunos países que en otros. De hecho, en España se ha iniciado 2021 con la integración de Bankia por parte de CaixaBank y la más tardía entre Unicaja y Liberbank.
El Banco Central Europeo (BCE), tras un periodo de consultas iniciado el pasado mes de octubre, ya ha clarificado a las entidades algunas condiciones y ha aceptado algunas condiciones para poder avanzar en un proceso de consolidación que se reclama desde hace tiempo y que se hace más necesario ante la actual coyuntura.
Uno de los principales compromisos asumidos por el BCE es que no se va a penalizar "los planes de integración creíbles" con requerimientos de capital de Pilar 2 más elevados. Al mismo tiempo, eso sí, durante el proceso de aplicación el supervisor "ya comunicará a las entidades de crédito una indicación de los niveles de capital que tendrá que mantener el banco combinado".
Como contrapartida, lo que esperan los supervisores es que los beneficios procedentes del fondo de comercio negativo (badwill, o la diferencia entre el valor contable revaluado de un banco y el precio que paga el comprador) no se destinen al reparto de dividendos hasta que "la sostenibilidad del modelo se haya quedado firmemente establecida".
Según el BCE, ese fondo de comercio negativo deberá contribuir "al capital del banco combinado", ya que lo esperado es que "el adquiriente aproveche un precio de adquisición relativamente bajo para aumentar la sostenibilidad" de la entidad que surja de la fusión en cuestión.
Planes creíbles
El BCE también se compromete a utilizar sus herramientas de supervisión para facilitar todas aquellas fusiones sostenibles. Todos esos proyectos "deberán estar basados en un plan de negocio y de integración creíble, mejorar la sostenibilidad del modelo de negocio y cumplir con unos estándares elevados de gobernanza y de gestión de riesgos".
Para el presidente del consejo de supervisión, Andrea Enría, la guía sobre la consolidación bancaria ayudará al BCE "a hacerse entender", logra que las actuaciones supervisoras sean "más previsibles y evita errores de percepción de las expectativas supervisoras, lo que redunda en beneficio de todos".
El supervisor lanza un mensaje a todos aquellos bancos que estén considerando alguna operación de fusión a que "interactúen en una fase temprana". De esta manera, según su visión, permitirá al BCE a dar su opinión y consideraciones preliminares sobre los proyectos de fusión que lleguen a sus manos.
Con esta guía de supervisión, el BCE coloca la pelota en el tejado de los propios bancos para que afronten una mayor consolidación que, por el momento, se prevé en cada uno de los países de origen.
El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, también ha instado en numerosas ocasiones a fusiones transfronterizas, aunque también ha reconocido que las actuales circunstancias aún no permiten acometer este tipo de operaciones ya que no se ha culminado la Unión Bancaria Europea y las sinergias son menores que en el caso de las fusiones nacionales.