ATENTOS

El so­cia­lista Sánchez po­dría re­co­locar a Sevilla, de nombre Jordi, tras su paso por REE

Iglesias quiere 'pillar cacho' con Echenique y Monedero en el consejo de CaixaBankia

Los na­cio­na­listas ca­ta­lanes se atrin­cheran ante un vasco como Goirigolzarri al frente

Juan Carlos Monedero.
Juan Carlos Monedero.

Algunos po­lí­ticos están dis­puestos a no perder ta­jada al­guna sea donde sea, y menos en aque­llos si­tios donde se huele el di­nero. Sin me­moria de la de­mo­li­ción de las an­ti­guas cajas de aho­rros, con con­sejos de ad­mi­nis­tra­ción pla­gados de cargos po­lí­ticos y agu­jeros in­son­da­bles en sus cuen­tas, el vi­ce­pre­si­dente se­gundo, Pablo Iglesias, quiere 'pillar ca­cho' en la fu­sión de CaixaBank-Bankia y ha re­que­rido que hom­bres de su cuerda como Juan Carlos Monedero y Pablo Echenique se sienten el fu­turo con­sejo de CaixaBankia. "Se non è vero -que no lo es- è ben tro­vato"

Y Pedro Sánchez también va a tener de nuevo la ocasión perdida de recolocar algunos socialistas de pro, actualmente descabalgados, para vigilar el 14%, aproximado, que el Estado tendrá en la nueva entidad. Lo que esperan también los nacionalistas catalanes, que abominan de José Ignacio Goirigolzarri como presidente -aunque no sea ejecutivo presumiblemente- de una entidad con franquicia catalana que osó llevarse la sede social de Barcelona a Valencia durante el ensayo disparatado de una independencia que nunca llegará.

El anuncio de la creación del mayor banco en España por activos totales ha despertado los instintos más primarios entre algunos sectores de la clase política, que hasta el momento aún veían en Bankia la pieza esencial para poder articular una banca pública con una gestión más afín a sus intereses populistas.

Parece que la grave crisis del sector financiero de hace una década, en torno a unas cajas de ahorros completamente politizadas por partidos de todos los colores y organizaciones sindicales o empresariales, se ha perdido en el fondo del pozo de la memoria de los actuales dirigentes políticos.

Pablo Iglesias, que se enteró dela crisis de las cajas sentado en la Plaza del Sol y del movimiento de fusión actual a escondidas de unl Gobierno en el que es vicepresidente segundo, rechina los dientes ante esa ocultación pero está dispuesto y ha tragado con ella a cambio de que en el consejo de administración del banco resultante de la operación estén hombres de su máxima confianza. O no habrá Presupuestos, amenaza junto a los catalanes.

Juan Carlos Monedero, que por apellido no podría tener mejor encaje, y Pablo Echenique podrían ser su cuota en dicho consejo de administración, como la que ha logrado con el reparto de poder en el consejo de ministros del Gobierno de coalición con los socialistas.

A la vez, el presidente Pedro Sánchez, como contrapartida, podría recolocar en el máximo órgano de gobierno del nuevo banco a Sevilla. Pero que nadie se equivoque, no sería el actual consejero delegado de Bankia, José Sevilla, sino el efímero presidente de Red Eléctrica Española (REE), Jordi Sevilla, en sus tiempos un fino analítico de la crisis de las antiguas cajas de ahorros.

"Lo ideal es que la concentración se produjese en unas circunstancias económicas favorables para evitar las fusiones forzadas por las circunstancias", sostenía el propio Sevilla (Jordi) en una capítulo compartido con el portavoz económico entonces del PP, Vicente Martínez-Pujalte (Pasado, Presente y futuro de las Cajas de Ahorro, publicado en 2009 por Thomson Reuters y Arazandi).

Pureza de sangre

Si el anuncio de la fusión entre CaixaBank y Bankia ha provocado más que sarpullido entre los socios podemitas de Pedro Sánchez, la convulsión se ha registrado en las filas nacionalistas catalanas, que han urgido al regreso de la sede social de la entidad resultante a Cataluña, como el que vuelve a casa por Navidad, como en el anuncio.

Además, los más puros de origen, se oponen a que un vasco, además de Bilbao, como José Ignacio Goirigolzarri sea el que presida el banco resultante de la operación. Dónde han quedado los ilustres apellidos de la burguesía catalana, es una pregunta recurrente desde las Ramblas de Barcelona hasta la Diagonal donde está la sede operativa de la que ha sido siempre algo más que una caja (de ahorros).

Al actual presidente de Bankia se le ha contraído el apellido hasta el cariñoso "Goiri", por simplificarlo. En cambio, a Gonzalo Gortázar Roteache, el consejero delegado de CaixaBank y que tendría el mismo puesto en CaixaBankia, no se le ha renombrado con un diminutivo a su nombre. Y encima, el primer ejecutivo eventualmente, pese a sus apellidos, es nacido en Madrid.

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