La entidad pasa a ser sistémica a nivel mundial. Aunque como grupos siguen siendo mayores Santander y BBVA, la concentración total de su actividad en España, lo que es en sí otro riesgo, le hace situarse en varios ámbitos como banco líder en nuestro país.
Desde sectores conservadores se enfatiza en la fuerte carga política que tiene la fusión y apuntan como las cuestiones a seguir en dónde se vaya a situar en un futuro la sede social de la entidad, cuál vaya a ser la ecuación de canje, cómo quede constituido el futuro gobierno corporativo de la entidad, así como la prima que pueda obtener el gobierno en la operación sobre el precio actual, aunque la mayor parte de los 25.000 millones de aportaciones del Estado inyectadas para su saneamiento se dan por perdidas. En concreto se considera que se perderán en este caso en el entorno de los 20.000 millones.
Una primera estimación de esas pérdidas se dará a conocer por la Audiencia Nacional en los próximos días en la sentencia que ya tiene redactada sobre la salida a bolsa de Bankia. Aunque la sentencia es recurrible, será ya una primera estimación que se dicta tras haber analizado los informes de los peritos aportados por el Banco de España para el caso, así como los de los demás expertos de la defensa y las acusaciones. Es la primera gran estimación jurídica del caso.
Luis de Guindos, quien anunciara como ministro de Economía del Gobierno de Mariano Rajoy en mayo del 2012 que la intervención de la entidad, con el posterior cambio de administradores, y la designación de José Ignacio Goirigolzarri en sustitución de Rodrigo Rato, no costaría un euro, será uno de los primeros en conocer desde su privilegiado puesto en Fráncfort, el altísimo coste que va a tener para el ciudadano de a pie. Esto por lo que se refiere al ámbito económico.
Pero habrá que esperar todavía unos meses para resolver estas cuestiones de números. Aunque conviene insistir ya en el hecho de que la entidad pasa a ser sistémica, pues consecuencia de la unión de sus matrices dará lugar a unos de los primeros veinte bancos mundiales por activos.
Antes de los ajustes que se recomienden desde Fráncfort, que acaba de realizar un análisis detallado de ambas entidades con ocasión de revisión del sistema financiero europeo, la suma de ambas da unos activos de 664.027 millones de euros, 445.572 millones procedentes de La Caixa más los 218.455 millones de Bankia. Por los niveles de empleo nos encontramos también con un gigante con unos 51.000 empleados y 6.700 oficinas, muchas de ellas concurrentes sobre todo en Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana. El Banco Central Europeo asume un riesgo no menor.
Por ello, el anuncio de la fusión genera esperanzas, pero provoca temores. Como se ha demostrado con creces con la desaparición de la gran mayoría de las fusiones de las cajas de ahorros españolas, salvo en el caso de las honrosas excepciones que todavía perduran, las fusiones lograron dar al traste con unas entidades que años antes habían sido esenciales en su contribución del espectacular desarrollo económico y cambio social que España ha experimentado en los últimos 45 años.
** compleja operación mercantil** La fusión de ambas entidades en sí misma no pasa de ser una compleja operación mercantil, con un importante deterioro para las arcas del Estado que da a todo el proceso una fuerte carga política. Los beneficios esperados por el proceso de concentración tienen que demostrarse, al margen de que esta sea una operación impulsada técnicamente por el Banco Central Europeo que viene presionando a las entidades sobre la urgencia de las fusiones.
Desde fuentes populares se interpreta que la insistencia de los supervisores en las fusiones se debe en parte a su incapacidad de dar solución a un problema que se ha dejado crecer en exceso. Ya en la crisis financiera pasada, la inacción inicial del supervisor se intentó salvar con fusiones, frías o al uso, con un resultado más que conocido. Todo ello genera una cierta ansiedad por conocer con detalles los argumentos del supervisor europeo para promover fusiones como la actual.
Y aunque se atribuye al Banco Central Europeo el visto bueno al deseo expresado por fusionarse de dos de las principales entidades financieras españolas, el hecho es que el emisor europeo no se ha manifestado oficialmente al respecto.
Bien es cierto que su vicepresidente, Luis de Guindos, ha señalado el carácter ineludible del proceso de consolidación del sector bancario de la zona euro para abordar su problema de baja rentabilidad y expresaba su confianza en que en las próximas semanas y en los próximos meses se vayan produciendo movimientos en este sentido.
Solo ha pasado mes y medio para que dos entidades respondieran a las presiones del vicepresidente del Banco Central Europeo, pues esas palabras las dijo el 20 de julio, cuando intervino en las jornadas ‘Activemos España con Europa’, dentro de los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial, jornadas organizadas por el grupo del Partido Popular Europeo en el Parlamento Europeo y en las que le presentó el líder del PP, Pablo Casado.
Y hace poco menos de una semana, en los cursos de la Universidad Menéndez Pelayo de Santander en el curso organizado por la APIE insistía en que antes de la pandemia los bancos ya tenían problemas, como de valoración de activos y bajos márgenes operativos, problemas que se han acentuado por la caída de los ingresos y el aumento de las provisiones para combatir la morosidad.
Ante este escenario, indicó que las fusiones "deberían llevarse a cabo de manera rápida y urgente". Añadía que la recuperación de la economía europea por el impacto del coronavirus estaba acentuando las dificultades que ya afrontaba el sector bancario por lo que insistía el pasado martes en acometer de manera relativamente rápida y urgente la consolidación de las entidades europeas para abordar los problemas de rentabilidad que ya existían antes de la crisis, pero que se han visto exacerbados por la pandemia.
Ahora nos falta saber las explicaciones que dé el próximo jueves la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, quien tiene previsto expresar una primera opinión pública sobre el anuncio del proyecto de fusión de las dos entidades financieras españolas CaixaBank y Bankia. Los bajos tipos de interés y la competencia de entidades alternativas especializadas en banca por internet preocupan a la banca. La amenaza de Google o Facebook dando créditos sin las exigencias que se impone a la banca tradicional supone un reto futuro de imprevisibles consecuencias.
No habrá que esperar tampoco mucho para conocer algunas de las implicaciones políticas de la operación. El Congreso de los Diputados reabre esta semana sus sesiones de control al Gobierno. Aunque inicialmente la sesión está pensada para volver sobre las cuestiones abiertas del coronavirus, desde las bancadas conservadores anticipan que quieren conocer qué compromisos se han alcanzado en ese ámbito. Porque como las meigas, los compromisos políticos existen.