El grupo de hemoderivados cerró el primer semestre con un beneficio de poco más de 2018 millones de euros, un 24% por debajo de los contabilizados un año antes. Un deterioro provocado por la reducción del plasma obtenido debido a las medidas de distanciamiento social exigidas para evitar el contagio del virus.
Una caída en la producción que ha diluido notablemente las perspectivas sobre su negocio después de que, el pasado mes de abril, la agencia del medicamento estadounidense diera su autorización al uso de la terapia de suero convaleciente a los pacientes más enfermos por la Covid como medida preventiva.
Una vez superado la peor fase de la pandemia en Estados Unidos, Grifols ha anunciado que espera una recuperación total de sus volúmenes de plasma a lo largo del próximo ejercicio.
Al respecto, asegura haber observado, durante los meses de julio y agosto, una "tendencia positiva en las donaciones de plasma en Estados Unidos y una progresiva recuperación semana tras semana". De confirmarse esta evolución, la empresa estima un aumento de los volúmenes de plasma del orden del 30% el próximo año.
Además, confía en continuar viendo una fuerte demanda subyacente de sus terapias derivadas de plasma, especialmente de inmunoglobulinas y albúmina, cuya demanda creció por encima de sus tasas históricas en los últimos trimestres.
Si se cumplen estas estimaciones, Grifols espera revertir la dinámica bajista de los últimos meses que le ha llevado a su peor nivel en los últimos tres años. Las acciones de la compañía han perdido más de un cuarto de su valor en el año; poniendo incluso en peligro los 22 euros, donde encuentra su principal nivel de suelo.
Todo apunta ahora a un posible rebote que tendrá en los 24 euros su primer gran obstáculo. De superar esta cota su potencial mejorará considerablemente, Los expertos, de hecho, aconsejan ir volviendo a tomar posiciones con cierta prudencia y elevar la posición de cartera en cuanto se confirme este posible movimiento.