En 2017 Lone Star solo tuvo que poner unos 1.000 millones de euros para hacerse con el 75% de NB y el control absoluto de la entidad. Además recibió la garantía de que las pérdidas atribuidas a "residuo tóxico" del BES, hasta un máximo de 3.900 millones de euros, serían de la responsabilidad exclusiva del Fondo de Resolución (FR) de Portugal, que con solo el 25% del capital no tiene voz ni voto en la gestión de la entidad.
Sin embargo, aunque sea el sector quien se hace cargo de su financiación, el FR opera bajo la tutela del Banco de Portugal (BdP), o sea, todo el dinero inyectado en NB sale de las arcas públicas, como préstamo.
Un préstamo a muy largo plazo (30 años), y sobre cuya devolución prácticamente nadie se hace ilusiones. Del mismo modo que en relación con la estabilidad accionista de NB, ya que lo mas probable, es que para 2025, o sea cuando expire el plazo mínimo impuesto a su posición de control accionarial y al frente de la gestión, Lone Star podrá poner su participación en venta.
Un NB saneado
Para entonces, es probable que, a un NB saneado, ya sin vestigio de los activos tóxicos heredados del BES, y con un “share market” situado en torno al 10%, no le faltarán novios internacionales, empezando probablemente por los españoles Santander, CaixaBank, Abanca o Bankinter, todos ya presentes en el mercado financiero luso con bancos adquiridos tras el debacle de la crisis bancaria portuguesa posterior al 2008.
Pero de momento en Portugal solo se habla de la polémica gestión de Lone Star, en relación con la venta de algunos de aquellos “activos sanos” heredados del BES pero que son considerados ahora como “altamente tóxicos”. Por ejemplo, la cartera inmobiliaria (residencial, parques de estacionamiento y oficinas), que NB lleva vendiendo a precios escandalosamente bajos.
La operación más polémica bautizada “Sertorius” (la venta, en agosto de 2019, de una cartera de 200 inmuebles), generó 229 millones de pérdidas, sobre el valor contable que ya había sido amputado anteriormente, por minusvalías calculadas en decenas de millones de euros.
El comprador fue el fondo Cerberus, accionista de referencia del banco austriaco Bawag Bk, que hasta 2017 tuvo como presidente ejecutivo a Byron Haines, nombrado “chairman” de NB, cuando Lone Star asumió el control de la entidad portuguesa. Toda la prensa lusa pone el grito en el cielo, denunciando un posible “conflicto de intereses” entre Lone Star y Cerberus, relacionado con la venta de la cartera inmobiliaria tóxica que mayor volumen de pérdidas provocó a NB. Byron Haines rechaza todas las acusaciones, y afirma que el precio de la venta a Cerberus está en línea con la fuerte depreciación de la cartera de NB.
Lo cierto es que será de las arcas públicas e donde saldrán los millones que reclama Lone Star para cubrir las pérdidas registradas con le venta de activos tóxicos. Desde la Resolución del BES, ya suman casi 3.000 millones, al límite, por lo tanto, de la garantía de cobertura oficial de 3.900 millones. Una garantía, sin embargo, sin la que Lone Star no hubiera aceptado invertir 1.000 millones y hacerse con la entidad por un periodo mínimo de ocho años.
Investigación de la Fiscalía
En todo o caso, la Fiscalía del Estado anunció la apertura de una investigación, ante la sospecha de que la gestión de NB podrá estar cometiendo algún delito económico, vendiendo activos no solo a precios escandalosamente bajos, sino también a compradores con algún tipo de vínculo con Lone Star.
La llamada “Operación Viriato”, con fecha de noviembre de 2017, tras la llegada de Lone Star, también llama mucho la atención. Se trata de la venta de una cartera de 5.552 inmuebles y de 8.719 fracciones de activos residenciales y rurales, que tras un laborioso proceso quedó en manos del fondo Anchorage, cuyo patrimonio de 1.250 millones de dólares está repartido entre 18 inversores anónimos. Una pareja portuguesa, registró 5 sociedad en Portugal, que al término de un proceso que pasó por las Islas Caimán y Luxemburgo, se harán cargo de vender los activos adquiridos al NB por 388 millones y que tenían un valor contable de 716 millones.
Ocurre, también, que el riesgo asumido por los compradores anónimos es casi nulo: además de facilitar los fondos necesarios para realizar la operación, lo que hizo además NB fue quedar con la responsabilidad de las hipotecas que pesan sobre los activos vendidos. Se da igualmente la circunstancia de que cuando Lone Star se hizo con 75% y el mando de NB, tenía como un de sus vicepresidentes a David Bartellet, que siguió en el puesto hasta finales del 2019, cuando fue contactado por Anchorage Capital, donde es ahora director. En la prensa salen también nombres de intermediarios relacionados con el antiguo imperio de la Familia Espirito Santo.
Las autoridades lusas también estarían investigando la venta de la aseguradora GNB, realizada a finales del 2019, y por la cual NB ingresó 123 millones de euros, registrando con ello una pérdida de 268 millones, equivalente a un descuento del 68,5% sobre el precio contable que tenia al 30 de junio de 2019 pero que ya había sido rebajado con anterioridad. Lo polémico en este caso está en el nombre del comprador, Greg Lindberg, que pese a haber sido condenado por corrupción en su país tuvo el “ok” de las autoridades lusas para realizar una operación donde Apax Partners sale ahora como “comprador final”, quizás para minimizar el escándalo.
Acumulación de pérdidas
En todo o caso, pese a haber nacido solo con los presuntos activos sanos del fallido BES, cuando aún se protegía la imagen de Ricardo Salgado como el amo y señor de todo el país (su situación solo cambió radicalmente cuando cayó en manos del super juez Carlos Alexandro, que le sitúa al frente de una red mafiosa), NB sale malparado en relación con la competencia. Los resultados del primer semestre de 2020 son prueba de ello: pese al coronavirus, los cuatro grandes CGD, Santander, BCP y Caixa/BPI ganaron 540 millones de euros (357 millones menos que entre enero y junio 2019), mientras que las pérdidas de NB pasaran de 400 hasta 555 millones.
De hecho, nadie espera a corto ni a medio plazo un resultado positivo por parte de NB, sino todo lo contrario. Seguirá sumando pérdidas, con lo que probablemente acabará por superar el “top” de 3.900 millones que el FR puso de límite de ayuda a Lone Star.
¿Y qué es lo que hará para entonces el accionista americano? Nadie lo sabe. De momento, hasta la llegada del informe exigido por el gobierno de António Costa, NB tendrá prohibido seguir con las ventas de activos tóxicos a precios mínimos de escándalo, con que también podrá afectar la venta de NB España, que suma 450 millones de pérdidas, de las cuales 320 millones entre 2017 y 2019.
Para colmo de males, NB España tuvo que lidiar con una importante burla en la sucursal de Santander, donde un funcionario desarrolló un sistema piramidal de inversiones, en el cual casi un centenar de clientes quedaron atrapados con más de 50 millones de euros.
Lo que hizo NB fue asumir rápidamente sus responsabilidades… y darse aún más prisa en encontrar en comprador para la operación española, que tuvo a Cristiano Ronaldo como reclamo, aunque sin grandes logros: con 11 sucursales y 1.800 empleados solo suma unos 2.000 millones de activos. Abanca y Bankinter son los más citados como eventuales candidatos a la adquisición de NB España.