Otro tema de actualidad -que tangencialmente podrá tener alguna relación o no con el conflicto Prisa-Cofina- es la actitud más o menos polémica de los reguladores del mercado de valores local (CMVM) y del sector de la comunicación (ERC), que en algunos aspectos, y con decisiones polémicas, parecen estar actuando menos como reguladoras y más como medios de presión, con buenas o malas intenciones, para acelerar la busca de una salida negociada.
El pasado mes de setiembre de 2019, Prisa y Cofina firmaron el primer acuerdo de compra-venta, en el que MC se valoraba por ambas partes en unos 255 millones de euros, ya a muy gran distancia de los 440 millones que el grupo español hubiera ingresado dos años antes, si la clase política, el sector de comunicación y la opinión publica, no hubieran forzado al comprador francés Altice a renunciar a la operación porque ya tenía MEO (antigua PT).
Todo a peor
De hecho, todo fue de mal a peor para los intereses de Prisa, que solo pudo cerrar el negocio con Cofina tras una nueva rebaja de 50 millones, con que el precio final quedó fijado en 205 millones. ¿El motivo? Los resultados de MC en los nueve primeros meses de 2019 habían sido peores que los anunciados en setiembre de 2019, con que para hacerse con el 94,69% de MC en manos de Prisa, Cofina ya sólo debería pagar 123 millones.
Es fácil imaginar la reacción de Prisa en marzo de 2020 cuando Cofina comunicó al mercado, sin avisar antes al grupo español, que retiraba la operación de aumento de capital de 85 millones destinada a financiar la OPA sobre MC. La explicación dada por Paulo Fernandes, máximo responsable de Cofina, fue que sería imposible colocar todas las nuevas acciones (aunque el nivel de aceptación de la oferta alcanzaba los 82 millones) y que la situación había cambiado.
Aunque Cofina tuviera motivo justificado para dar marcha atrás, como el haber descubierto que Prisa había supuestamente camuflado o escamoteado información sobre la evolución negativa de los datos de audiencia y publicidad de la televisión TVI (el principal activo de MC), y ante el enorme impacto socialy económico de la crisis provocada por la pandemia del Covid 19, lo cierto es que el grupo español decidió llevar a Cofina ante los tribunales, por ruptura unilateral de lo firmado.
Solución nueva
La solución del conflicto, que incluye el hecho de que Cofina rechaza pagar a Prisa10 millones de euros de penalizaicón previstos por ruptura contractual unilateral, sigue todavía en el ámbito del proceso habitual ante instancias arbitrales, con que todo el enfoque está puesto ahora en la intervención de las reguladoras lusas CMVM y ERC, la primera por aspectos relacionadas con la retirada de la OPA de Confina, y la segunda por unos polémicos cambios al frente de la TVI.
Como autoridad reguladora del mercado de valores, durante los próximos días la CMVM deberá decidir si Cofina debe lanzar una OPA sobre un 5% de MC en manos de Abanca y de un puñado de inversores privados -o sea, accionistas minoritarios que no tienen nada que ver con Prisa- pero a los cuales también se dirigía la OPA retirada por Cofina. Con su actuación, lo que hace CMNV es poner presión para que ambas partes lleguen a algún tipo de acuerdo.
Y podría pensarse que es lo que podrá pasar en un futuro inmediato. Según fuentes autorizadas citadas por la revista Expresso, Cofina no renuncia a tomar el control de MC y estaría dispuesta a volver hablar del tema con Prisa. Nadie habla de números, pero Cofina da claramente por supuesto que el tiempo trabaja a su favor: cuanto peor sea la situación del sector, por el impacto del coronavirus, más fácil resultará forzar a Prisa a rebajar el precio de MC.
O sea, aunque crea que el tiempo corre a su favor, lo que hace Cofina es pasar el mensaje de que si la CMVN decide forzarle a lanzar una OPA sobre el 5% de MC en manos de Abanca y de pequeños inversores, podría aprovechar la ocasión para ampliar la oferta, con la intención de asumir el control del grupo donde Prisa entró en 2005 y en cuyo control tuvo que invertir unos 1.000 millones de euros y utilizar la complicidad histórica de Felipe González con el socialista luso Mario Soares.
Precio fijado en primera venta
Prisa también ha dado ya una clara señal sobre hasta donde podrá llegar con Cofina. Por apenas 10,5 millones de euros vendió un 30% de MC al empresario turístico portugués Mario Ferreira, el cual realizó un buen negocio, teniendo en cuenta que si Cofina no hubiera retirado la OPA pactada con Prisa, tenía acordado invertir el doble, unos 20 millones, para hacerse con 15% de las acciones del imperio mediático dirigido por Paulo Fernandes.
O sea, lo que hizo Prisa con Mario Ferreira fue rebajar considerablemente el valor del grupo mediático portugués, situándole entorno a 130 millones de euros. Esa es la misma suma que Cofina había aceptado pagar, pero asumiendo además la deuda del grupo, que para entonces ascendía a 80 millones de euros, el equivalente a la rebaja efectiva admitida ahora por una Prisa harta de su aventura portuguesa, que en 15 años perdió el 80% la inversión realizada.
En todo o caso, Prisa ya no podrá decidir solo por su cuenta y riesgo el futuro del 64,47% que posee en MC. Según lo pactado con Mario Ferreira, hasta final del año no podrán realizarse cambios accionariales en el grupo. Y pasado dicho plazo, ante un comprador eventual, que solo podrá ser Cofina (nadie ve otro candidato posible en el próximo futuro), deberán fijar un nivel idéntico, en términos de porcentaje, hasta un máximo de 100% de sus participaciones relativas.
Un de los problemas planteados a la CMVN está en que Mario Ferreira tendrá que lanzar una OPA competitiva por el 5,3% de MC que corresponderían a Cofina. La reguladora del mercado de valores pondera la posibilidad de que haya existido alguna concertación oculta entre Mario Ferreira y Prisa, por la sencilla razón de que el empresario turístico portugués ya había adquirido, en el mercado de valores, un 2,1% del grupo de Paulo Fernandes.
Las sospechas de la CNMV al respecto son las mismas que también llamaron la atención de la autoridad reguladora de las comunicacionesn, ERC, según la cual Mario Ferreira podría estar por detrás de los últimos cambios realizados al frente de la cadena de televisión TVI. En el sector y en la prensa cunde la idea de que quienes mandan ahora en TVI, ya no tienen que ver con Prisa, sino que son “hombres de paja” de Mario Ferreira.
El problema es que, sin darse al trabajo de realizar una investigación seria, la reguladora ERC ha inundado el sector y la prensa de rumores con sus sospechas, al conocerse el nombre del nuevo máximo responsable de TVI, nada menos que el antiguo presidente de la Bolsa de Lisboa, Alves Monteiro, que entre 2014 y 2018 estuvo en Mystic Invest, el vehículo financiero donde están concentradas las inversiones de Mário Ferreira y de su mujer, empezando, ahora, por el 32,1% de MC.
Así, pese a que cinco de los seis administradores de MC son españoles (cuatro son gestores de Prisa), con la llegada de Alves Monteiro, fue la infraestructura más sensible de TVI la que sufrió un cambio radical, tanto en la gestión como en la política informativa. El regreso de una presentadora estrella, Cristina Ferreira, abunda en esa idea, ya que dicen que ha percibido un buen puñado de acciones y unos 3 millones de euros de salario anual. La presentadora tuvo que ser rescata de la rival SIC.
Lo cierto es que ERC creyó tener material suficiente para colocar MC en estado de máxima alerta. Sobre todo, ante la acusación de que algunos de los nuevos gestores de TVI no tendrían los requisitos legales para gestionar la televisión, cuya licencia podría ser anulada. MC puso el grito en el cielo, y en una carta dirigida a la ERC y al Parlamento, acusa a la reguladora de dar crédito a simples maniobras de intoxicación relacionadas con el conflicto Prisa-Cofina.