En el ámbito comunitario, y de forma muy especial en España e Italia, los ojos están centrados en lo que decida el próximo jueves el consejo de Gobierno del banco emisor de la Unión Europea que celebra ese día su nueva reunión de política monetaria. La confianza en sus decisiones es total. Aunque la Comisión Europea ha publicado su iniciativa para el fondo de reconstrucción que asciende a 750.000 millones de euros, estos no entrarán en vigor en los próximos meses por lo que la seguridad de la liquidez solo puede venir de Fráncfort.
Como tampoco lo hará la propuesta de nuevo marco presupuestario para el septenio 2021-2027 que incrementa los presupuestos comunes hasta el 2 % del PIB de la Unión Europea, muy por encima de los niveles actuales y que permitirá al Ejecutivo comunitario utilizar hasta 100.000 millones de euros adicionales en apoyo de los países más afectados.
Teniendo en cuenta las actas de la pasada reunión del mes de abril conocidas hace algo más de una semana, el BCE está “totalmente preparado” para dar un paso más para incrementar el programa de compra de deuda de emergencia pandémica. Los fondos del actual programa de compras se acaban en el mes de octubre, por lo que resultará determinante el tono de la comunicación que dé a conocer Lagarde tras la reunión del Consejo de Gobierno del BCE.
En la lectura entre líneas de las actas de la reunión de abril se da por hecho que el Banco Central Europeo ya habría decidido ampliar el programa de 750.000 millones de euros y que se aumente al fondo por encima del billón de euros.
La lectura de lo que ocurre en el mercado secundario de deuda da por hecho que el Banco Central Europeo no va a esperar a septiembre para tomar la decisión. El consenso de expertos admite que el organismo que preside Lagarde podría ratificar próximamente que va hasta a duplicar su programa de compra de bonos de emergencia.
Tendría consecuencias muy beneficiosas y evitar especulaciones en los mercados financieros sobre lo que Lagarde está dispuesta a hacer para salvar no solo al euro, sino a la propia Europa. El mensaje sería claro, anticiparse a cualquier especulación, lo que supone adoptar las decisiones de forma preventiva antes de perder la confianza de los mercados financieros.
Es verdad que no todos los banqueros centrales europeos consideran que se debe aumentar este programa de compras de deuda soberana sin más. Las actas reflejan que “debe ser ejecutado de forma cuidadosa para evitar incentivar actitudes irresponsables por parte de los gobiernos”.
Llama la atención cómo la redacción de las actas del Banco Central Europeo coincide con la advertencia del Tribunal Constitucional alemán del pasado 4 de mayo dando un plazo de tres meses al BCE para que justifique como se ajusta su decisión de compra de deuda con sus estatutos. Además, el Constitucional alemán prohibía al Bundesbank a seguir participando en el programa de compras si no demostraba “de forma comprensible y sustancial” que no se ha excedido en las competencias que le otorgan los Tratados europeos.
Añadían los máximos magistrados alemanes que “el programa de compras de deuda debe ser ejecutado de forma cuidadosa para evitar incentivar actitudes irresponsables por parte de los Gobiernos”. Y añadían que “la evolución de los déficits estructurales debe monitorizarse de cerca”.
Es una clara advertencia para los países cuyos déficits están muy lejos de cumplir con los mandatos del Programa de Estabilidad.
Bien es cierto que el Banco Central Europeo está más sensibilizado con que no se produzca una fragmentación en los mercados de capitales europeos algo que se evidencia cuando aumenta de forma descontrolada la prima de riesgo de los países miembros de la Unión.
Parece que la fragmentación a día de hoy no o es el caso, sino todo lo contrario. Como reflejaba a las 20.00 horas del domingo 31 de mayo el registro de las últimas operaciones en el mercado secundario de deuda, la confianza ha logrado máximos y los diferenciales en la deuda soberana se han relajado.
El tipo pagado por la deuda italiana se situaba en el 1,49 %, rebajando su diferencial a 193 puntos básicos respecto del bono alemán a 10 años. En el caso de España el tipo se situaba en el 0,59 % con un diferencial de 103 puntos básicos respecto de la deuda alemana.
La principal mejora se ha producido en la deuda portuguesa que ya cotiza por debajo de la española. Este domingo se situaba en el 0,52 %, rebajando el diferencial con el bund alemán a 96 puntos básicos.
En cuanto a la deuda francesa sigue cotizando de forma muy sólida. Pese a su déficit, cotiza en términos negativos en el mercado secundario. El bono a 10 años lo hace a -0.07 %, reduciendo su diferencial a 38 puntos básicos respecto del Bund cuyas últimas operaciones ofrecían una rentabilidad negativa del 0,44 %.
También será determinante el próximo jueves lo que el Banco Central Europeo diga sobre lo que hace con las empresas que han sufrido una rebaja en su calificación crediticia, las conocidas como ‘ángeles caídos’.
La doctrina oficial del BCE hasta ahora era que la rebaja de la calificación de las empresas al grado especulativo las excluía del programa de compras del BCE que solo contemplaba compras de deuda de gran solvencia. ¿Ha cambiado la situación?
Los analistas aseguran que ya desde finales de abril el Banco Central Europeo acepta la garantía de la deuda de empresas con calificación de grado especulativo como prenda para que los bancos puedan pedir más liquidez.
No es el único gran cambio que se espera proponga el consejo de Gobierno del BCE en su próxima reunión. Si como anticipaba Lagarde en declaraciones a El Mundo, Les Echos, el Corriere della Sera y el Handelsblatt, el BCE quiere que se modifiquen, para relajarlas, las normas del control del déficit presupuestario estaríamos asistiendo a uno de los mayores cambios de orientación del emisor europeo desde su creación. Solo hay que esperar para saber si lo proponen al próximo jueves.