Desde que Bruselas echó para atrás la operación, el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, lleva analizando varios movimientos con la filial británica. Las tres opciones que siempre han estado encima de la mesa han sido, bien una desinversión que sirviera para reducir deuda de la matriz. Segundo, una posible salida a Bolsa que permitiría también la entrada de dinero fresco en Telefónica y seguir controlando la compañía. Y tercera opción, sellar una alianza para presentar una dura competencia a su máximo rival BT.
La alianza que ambas partes negocia es unir las dos filiales de Telefónica (O2) y la filial de Liberty Global (Virgin Media) para crear un gran grupo en el que las dos sociedades se complementan. O2 tiene su mayor potencial en el negocio de la telefonía móvil, tras vender a Sky su actividad de banda ancha. Mientras que Virgin Media tiene su fuerte en banda ancha y en la televisión de pago. Para el negocio de la telefonía móvil, la filial de la estadounidense se ve obligada a utilizar las redes de BT.
Por tanto, el proyecto que buscan ambas operadoras es consolidar un grupo en el que se juntarían los 34,5 millones de clientes que posee O2 en telefonía móvil con los 6 millones de clientes de banda ancha y los 3,3 millones de móvil de Virgin Media.
Además, el mercado de Reino Unido es una de las grandes apuestas de Telefónica junto con Alemania, Brasil y España. Los países latinoamericanos se han convertido para la operadora española en opciones de segundo nivel y en muchos de ellos se está marchando.
Confirmación a la CNMV
Según ha informado este lunes la operadora española a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Telefónica negocia una posible integración de su negocio con Liberty Global en Reino Unido, sin que puedan garantizarse, a esta fecha, ni los términos precisos ni la probabilidad de éxito del proceso iniciado entre ambas partes, informa EP.
"En relación con las noticias aparecidas en algunos medios de comunicación con respecto a las conversaciones mantenidas con Liberty Global sobre una posible integración de sus respectivos negocios de telecomunicaciones en el Reino Unido, Telefónica informa que el proceso iniciado entre ambas partes se encuentra en fase de negociación, sin que puedan garantizarse, a esta fecha, ni los términos precisos ni la probabilidad de éxito del mismo", ha explicado la compañía.
En el supuesto de alcanzarse un acuerdo satisfactorio respecto a esta potencial operación, Telefónica ha señalado que comunicará dicha información a los mercados.
Un camino difícil desde 2016
Telefónica ha tenido que realizar diferentes operaciones y desinversiones tras la negativa de Bruselas en 2016 a la venta de O2 al grupo Hutchison Whampoa y salvar así la grave situación financiera `por la que atravesaba. La compañía tenía previsto destinar los 13.500 millones de euros de la venta de su filial a reducir deuda y mejorar su ratio de apalancamiento, un objetivo que no pudo llevar a cabo al echar Bruselas para atrás la operación.
El Gobierno británico movió entonces a la perfección todos sus peones en Bruselas para bloquear la venta. La consejera delegada del regulador de telecomunicaciones británico Ofcom, Sharon White, pidió al organismo de Competencia de la Unión Europea, en una entrevista concedida al diario británico The Financial Times, que bloquease la operación.
Para añadir más complicación, la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, era reacia a autorizar la venta de O2 a Hutchison, pues consideraba que las tarifas subirían si el número de operadores en Reino Unido se reducía de cuatro a tres.
Y es que, la compra de O2 por parte del grupo Hutchison habría permitido fusionar Three con la filial de Telefónica y convertirse así en líder de toda la telefonía móvil en Reino Unido, con más de 30 millones de clientes y una cuota de mercado superior al 40%. Este control que, en teoría, Hutchison iba a ejercer en el mercado británico es lo que preocupaba a Bruselas.
Al no salir el proyecto, las complicaciones aumentaban para Telefónica. En esos momentos, en el endeudamiento de la operadora española alcanzaba casi los 49.700 millones de euros por lo que los 13.500 millones de euros por la venta de O2 era una balón de oxígeno para la compañía.
Situación diferente tras el Brexit
De producirse ahora la fusión entre O2 y Virgin Media, Bruselas no intervendrá tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Los únicos impedimentos pueden venir por parte del organismo regulador del Reino Unido pero no así por parte de la Comisión de Competencia de la UE. Además, no será igual la presión que puede ejercer ahora el grupo del multimillonario empresario John Malone que la que realizó entonces el grupo Hutchison, con sede en Hong Kong.
Desde que se frustró en 2016 la operación de O2, Telefónica ha sorteado la situación financiera de forma notable, pese a que el valor de la acción no se refleje en Bolsa. El endeudamiento de la teleco se ha reducido considerablemente hasta los 37.744 millones en 2019, unos 15.000 millones de euros menos. La generación de caja libre aumentó un 20,6% el pasado ejercicio hasta alcanzar los 5.912 millones de euros, el nivel más alto desde 2013 y la inversión en 2019 ascendió a 8.784 millones, un 8,2% más.
El negocio en España continúa al alza, con una facturación de 12.767 millones de euros, un 0,5% más y el Oibda fue de 3.687 millones, un 22% menos por la provisión del plan de bajas de la plantilla.
Respecto al dividendo, la compañía ha anunciado una retribución para este año de 0,40 euros por acción en efectivo, pagadero en dos tramos, en diciembre de 2020 (0,20 euros) y en junio de 2021, otros 0,20 euros por título. Para junio de este año, está pendiente el pago del segundo tramo de 0,20 euros correspondiente al ejercicio pasado.