El que fuese ministro de Economía y ahora número dos del Banco Central Europeo (BCE) insiste y persiste en sus recomendaciones al sector bancario sin caer en el desaliento. Luis de Guindos se mantiene firme a pesar de que la mayoría de los banqueros han hecho oídos sordos a sus mensajes sobre la necesidad de nuevas fusiones con las que se puedan reducir costes.
El vicepresidente del BCE ha vuelto a la carga con su receta. En esta ocasión, ha esgrimido el impacto que va a tener en la rentabilidad de los bancos la crisis económica derivada de la pandemia que azota a prácticamente todo el mundo y del que también han advertido algunas otras autoridades supervisoras.
Las previsiones del BCE sobre la rentabilidad media de la banca europea son muy pesimistas, ya que podría desplomarse hasta un 2,5% entre este año y 2021, menos de la mitad del 6% que aún mantienen la mayoría de los bancos.
Esos niveles, incluso los actuales, están muy lejos del 10% que exigen los inversores como el porcentaje que cubre el coste de capital. En las presentaciones de los resultados del primer trimestre, algunos bancos españoles, como es el caso del BBVA tras sus pérdidas históricas, ya han sufrido ese retroceso en su ROE.
Bien es cierto, y lo reconoce el propio Luis de Guindos, que la mayoría de los bancos están en una situación mucho mejor que en la anterior crisis, sobre todo en cuanto a solvencia y liquidez, factor clave en la desaparición de algunas entidades durante los últimos años, incluido en el sector bancario español.
La baja rentabilidad ya ha sido una preocupación de todos los bancos y más en un entorno de bajos tipos de interés, a cero o en negativo. El vicepresidente del BCE sostiene que esa debilidad es la que provoca la errática cotización de las entidades desde hace ya bastante tiempo.
Ahora no
La receta de más fusiones se ha acogido como algo ajeno en el sector bancario español, ya que desde el estallido de la anterior crisis se ha producido uno de los procesos de concentración más intensos con la práctica desaparición de las cajas de ahorros más débiles, el rescate de entidades sistémicas como Bankia o la resolución del Banco Popular.
La receptividad no ha variado con el estallido de la pandemia, ya que la inmensa mayoría de los responsables bancarios han descartado que sea el momento más propicio para plantearse nuevos procesos de fusión a pesar de todas las dificultades ya detectadas y las que se avecinan.
El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, es la única excepción, ya que apuesta a que su grupo pueda crecer mediante operaciones corporativas. Eso sí, siempre bajo la condición de mantener el control de la entidad resultante de la posible compra, integración o fusión.
De hecho, Abanca ya ha acometido algunas integraciones en los últimos tiempos, tanto en el mercado español como en el portugués. Además, Escotet ha intentado algunas otras operaciones, como la de hacerse con el control de Liberbank cuando los responsables de esta entidad aún negociaban su fusión, al final fracasada, con Unicaja.