OPINIÓN

Asignatura pendiente en la economía

La re­so­lu­ción de la crisis de Lehman Brothers dejó una im­por­tante cues­tión por re­solver en la eco­nomía es­pañola como es el cambio de un mo­delo pro­duc­tivo hacia una eco­nomía más tec­no­ló­gica, me­dioam­biental y con un mayor peso del I+D+i. El mo­delo de pro­duc­ción se ha ba­sado en las úl­timas dé­cadas en tres grandes co­lum­nas: la cons­truc­ción, el tu­rismo y el sector au­to­mo­vi­lís­tico.

El primero ya quedó muy tocado con la crisis inmobiliaria y será difícil que su capacidad no se vuelva a resentir ahora de nuevo. El segundo y el tercero pasan ahora por una de las peores crisis de su historia debido al parón provocado por las medidas para luchar contra el coronavirus.

Nuestra economía se encuentra además inmersa en un modelo de producción dominante en el mundo enfocado en el consumo a corto plazo: producir, usar y tirar. Un modelo puesto también en cuestión debido al cambio climático y a la necesidad de conseguir una economía global más sostenible.

Con la crisis, los economistas creen que se da la oportunidad para encontrar un nuevo patrón sostenible basado en una economía más ajustada y local, así como de reutilización y reciclaje. De momento, el modelo económico lineal sigue demasiado boyante, ejerciendo de tapón a la economía circular. Según datos de Circle Economy, apenas el 9% de la economía global cumple estos criterios de sostenibilidad y en contra de lo que mucha gente piensa la tendencia no es en absoluto favorable.

De acuerdo con las cifras publicadas por la Fundación Cotec España ha pasado de una tasa de circularidad del 10,4% en 2010 al 7,6% en 2015, lastrada por las urgencias de la crisis, alcanzando su valor más bajo, muy lejos del 11,7% de la Unión Europea.

Este informe achaca esta ralentización a determinados factores como la falta de información acerca de las ventajas de una gestión más eficiente de los recursos, las trabas administrativas, las dificultades de financiación o los costes asociados a la modificación de los procesos de producción en un momento muy complicado para España a principios de la década.

La economía circular como estrategia de reconstrucción

Ahora en cambio, señalan los expertos, los fondos para la reconstrucción deberían incentivar a aquellas empresas que quieran proyectarse a un futuro integrado en el parrón de la economía circular. Conviene recordar también el progresivo cambio cultural que se está produciendo con un mayor interés de los consumidores hacia este tipo de producto, lo que a su vez genera un creciente atractivo para los inversores.

De este modo, la economía circular, al igual que otros parámetros de la responsabilidad social corporativa, supone un pilar fundamental en las estrategias de competitividad que pueden marcar tendencia en los mercados financieros a largo plazo.

En este sentido, los analistas observan dos grandes grupos de empresas sostenibles, aquellas que logren evitar la generación de residuos mediante la utilización de materiales biodegradables y aquellas otras que tengan la capacidad de reincorporar sus productos con la naturaleza al ciclo de producción y formar parte de una nueva pieza o producto. Y España debería aprovechar la oportunidad para ponerse como mínimo a la altura de la media europea.

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