El mercado no espera nada, como demuestra que la cotización de BME no se mueve del precio propuesto por Six. Hace ya mucho tiempo que el mercado ha dado por muy improbable una contraopa. Exactamente desde el mismo momento en el que Euronext se autoexcluyó de una batalla que nunca llegó y con la que algunos se frotaban las manos antes de tiempo. Pero salvo sorpresón, el cambio de manos de BME se producirá de forma muy tranquila, totalmente pacífica.
Algo que cualquiera que no conociera esta situación negaría a la vista de cómo se están comportando los grandes fondos que en estos últimos días están asaltando el capital del gestor de los mercados españoles. Los estadounidenses son los más activos con mucha diferencia. JP Morgan ha puesto sobre la mesa más del 5,5% del capital, Citi ha aflorado un 1%, Goldman Sachs un 1,5% y BlackRock ha subido la participación hasta cerca del 4%.
Si se suman los paquetes de estos cuatro gigantes más los del resto de fondos que han adquirido paquetes relevantes en los últimos meses, como Norges Bank, los inversores institucionales suman más del 20% del capital de BME. Pocas empresas cotizadas españolas pueden presumir de tener un elenco de accionistas tan potente. Hoy por hoy, la 'creme de la creme' de los grandes inversores intitucionales mundiales está en BME.
¿Por qué si no hay guerra de opas a la vista? Los analistas esgrimen varias razones: se trata de un valor sin riesgo porque el precio de la OPA de Six está asegurado, porque cualquier sorpresa en forma de contraopa sería un aliciente y porque BME es unos de los valores que en plena crisis puede presumir de una rentabilidad por dividendo superior al 4%. Todos estos factores hacen que BME sea una compañía muy apatecible para pasar estos momentos de crisis.
"No tienen nada que perder. Es una estrategia razonable, si tenemos en cuenta que la rentabilidad por dividendo de BME más que dobla la de otros gestores de mercados como Euronext, Deutsche Böerse o el propio Six. Si el grupo suizo saca la OPA adelante como todo apunta, rebajará claramente la retribución al accionista de BME. Pero eso es futuro. De momento, importa que el grupo español es ahora un buen refugio para los grandes fondos", señalan fuentes bursátiles.
También importa que, con casi total seguridad, BME seguirá siendo empresa cotizada después de la OPA de Six, que sólo decidiría una exclusión si la OPA fuera aceptada por más del 95% de los accionistas. Una opción que se puede descartar desde ya. Fuentes financieras aseguran que algunos de los muchos fondos que se han incorporado al capital en las últimas semanas perciben a BME como una opción de inversión atractiva a medio plazo.
"Six es un un grupo bien valorado y con una trayectoria reconocida que en este proceso de OPA sobre BME se ha comportado con máxima transparencia, ofreciendo en todo momento un cara muy amistosa. Los inversores están convencidos de que hay muchas sinergias entre los dos grupos y que la creación de valor está garantizada", señala un analista del sector que cree que la entrada masiva de grandes fondos en el capital es el mejor visto bueno que podía recibir la operación.