ANÁLISIS

Francia afronta sus propias inquietudes nacionales

El de­bate agrí­cola y las pen­siones apaga la preo­cu­pa­ción in­terna por el co­ro­na­virus

Emmanuel Macron
Emmanuel Macron

Apenas se habla de los ve­cinos ga­los, aunque Francia sea el cliente nú­mero 1 de España. En París, ame­naza me­teo­ro­ló­gica y sa­ni­ta­ria. Lluvia para toda la se­mana pero en la ca­pital fran­cesa como en Bruselas el cielo se di­vide entre “bellos cla­ros” y os­curos nu­ba­rro­nes. Lo que no es­taba en el pro­grama era el co­ro­na­vi­rus, que ya había hecho su apa­ri­ción en el norte de Italia. Aeropuerto de Orly (modernizado), sin señales de alarma ni mas­ca­ri­llas ni tomas de tem­pe­ra­tura.

Preocupa la modernización de la agricultura y el enfrentamiento por la reforma de las pensiones entre la 'República en marcha' del presidente Macron y el resto de las formaciones políticas, desde la Francia Insumisa hasta el nuevo Frente Nacional. La reforma de Macron está apoyada por una mayoría aunque confortable en la Asamblea Nacional. Sin embargo el próximo domingo día15 se celebran elecciones municipales. Hasta qué punto los problemas nacionales, como la polémica reforma de las pensiones por decretazo, van a influir en los resultados.

Salón de la agricultura con la Agricultura Biológica como reclamo estrella. Se subraya la ascensión de la AB francesa:, que ya supone un 8, 5% de la superficie cultivada y un 10.2% de las empresas agrícolas. Francia aspira a un primer puesto en la agricultura biológica europea desplazando a España que es hoy el primer clasificado (poco o nada dicen nuestros medios de nuestros éxitos biológicos. Seguimos con chismes y catástrofes).

Polemica de jubilados

El sistema francés de pensiones, con sus 70 años de funcionamiento y sus casi 50 sistemas diferentes de cotizaciones y prestaciones no deja de ser una anomalía en un país políticamente tan centralista y heraldo de la igualdad. La fraternité de la República. Sin embargo, no todos los pensionistas son iguales. Además, el sistema, afirma el primer ministro Édouard Philippe, choca con las exigencias de la demografía y los equilibrios presupuestarios que exigen la UE.

El sistema tiene 70 años de vida, muchos intereses en juego, muchos planes y proyectos individuales y familiares para la jubilación. La unificación se siente como otra revolución. Una revolución que e incluso en opinión de un medio conservador como Le Figaro no ha sido ni bien explicada ni tampoco bien diseñada.

El gobierno tiene prisa y la oposición, por su lado, ha presentado una estrategia dilatoria en el Parlamento. Miles de enmiendas cuya discusión, una por una, como exige el reglamento, implica retrasar sine díe la tramitación de la ley.

El primer ministro, E. Philippe, ha echado mano de un artículo de la Constitución, el 49.3, que permite obviar por decreto las enmiendas. No habrá discusión parlamentaria, pero el próximo 15 de marzo los electores tendrán voz y voto en las municipales.

Pronósticos sobre una reaparición del debate de las pensiones en las elecciones municipales. En efecto, E. Philippe, alcalde de El Havre, una ciudad industrial de 170.000 habitantes, confía en salir adelante en la consulta municipal. Pero no todos los electores parecen dispuestos a seguirle.

“La gente votará por o contra la reforma de las pensiones, no por los problemas de la ciudad … Philippe es una buena persona, sus convicciones izquierdistas (hijo de una familia de estibadores y socialdemócrata del ala izquierda) se han desvanecido con la reforma que defiende” (testimonios recogidos por la prensa francesa entre los electores).

La batalla de París se abre con suspense la actual alcaldesa la gaditana Ana Hidalgo, socialista, tiene en frente dos serias candidatas, Rachida Dati de la República de Sarkozy y la exministra de sanidad Agnès Buzyn, de la República en marcha de Macron.

Siguen las obras de Notre Dame en París y el intento de la alcaldesa Hidalgo por penalizar al automóvil en favor de otros medios de transporte. Sus viviendas sociales son objeto de críticas por los vecinos más acomodados que ven llegar a sus distritos inmigrante y franceses más desfavorecidos. París registra una cierta atonía, un gris declive ajeno al Coronavirus.

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