BOLSA

Tambores de guerra en el petróleo

El ba­rril de pe­tróleo Brent co­tiza por de­bajo de los 36 dó­la­res, menos de la mitad del precio fi­jado a prin­ci­pios de año, su peor nivel desde la crisis de 2016 cuando se pro­dujo una enorme so­bre­oferta de pe­tró­leo.

Esta situación ha reabierto viejas heridas y amenaza con una guerra comercial entre los grandes exportadores.

La ruptura del pacto fijado entre Rusia y Arabia Saudi se ha traducido por una inmediata y drástica reducción de los precios por parte del país árabe con el fin de arrebatar cuota de mercado a Moscú. Esta maniobra se produce tras romperse la asociación de los últimos años de los grandes productores ante la incapacidad para gestionar los nuevos recortes en la oferta para sustentar el precio ante la desaceleración económica provocada por el brote vírico salido de China.

La primera medida de Arabia Saudí ha sido una rebaja en los precios de la estatal Arabian Oil de 7 dólares en EEUU, de 8 dólares en Europa y de 6 dólares en los países del Lejano Oriente con el objetivo de ganar cuota de mercado. A ello se suma además un incremento de la producción de crudo a 10 millones de barriles diarios, desde los cerca de 9,7 millones al día extraídos en enero y con capacidad de alcanzar los 12 millones si lo considera necesario.

La respuesta de Rusia no se ha hecho esperar. Ante el desplome de los precios y con el rublo depreciándose a un mínimo de cuatro años, el país se ha comprometido a usar su fondo soberano de 150.000 millones de dólares para apoyar a la economía. Según las autoridades rusas, su presupuesto puede aguantar una década de precios bajos del petróleo.

El banco central ruso se ha mostrado predispuesto a recurrir a instrumentos adicionales para preservar la estabilidad del mercado. Como primera medida, la institución suspenderá las compras de divisas en el mercado nacional durante 30 días.

El temor a una inminente guerra de precios petrolíferos ha provocado en estos días un desplome en la acción de la saudí Aramco cercana al 10%, para cotizar por primera vez por debajo del precio de su salida a bolsa, desplomes que se han traslado al resto de petroleras mundiales.

El aumento de la producción y la guerra de precios coincide además con el shock de la demanda por el coronavirus. Un cóctel explosivo, señalan los expertos, que no se veía desde la gran depresión.

Artículos relacionados