"Tanto ruido para esto. Lo que ha aprobado el Gobierno es una tasa Tobin casi de trámite, muy parecida a la que ha fracasado en Italia y Francia que no va a cumplir su objetivo de recaudación de 850 millones de euros. Hay quien se cree que se pueden poner puertas al mar de los mercados, pero la realidad es que medidas como ésta sólo perjudican al inversor de a pie, que es quien va a pagar el pato. Auguro un fiasco de enormes proporciones".
La frase es del primer ejecutivo de una de las grandes firmas de la bolsa española y recoge el sentir general de los agentes del mercado sobre un impuesto destinado a los valores con más de 1.000 millones de euros de capitalización. En el sector, la tasa del 0,2% sobre las compras de acciones emitidas en España ha sido recibida como "un mal menor", con una motivación estrictamente política y lanzada en el peor momento posible.
"Si al complicado escenario macro global se suman la incertidumbre política en España y la imparable caída de las cifras de negocio en bolsa (cerca de un 20% el año pasado), la aplicación de la tasa no puede ser más inoportuna. La presión fiscal nunca es buena en los mercados, pero estas cosas son mucho menos perniciosas si se hacen en época de vacas gordas. Ahora sólo se echa más gasolina al fuego", aseguran en fuentes bursátiles.
Aunque firmas de bolsa y gestores miran con el lógico recelo la aplicación del impuesto, al mismo tiempo están de acuerdo en que es de corto alcance. Creen que los inversores no buscarán productos alternativos a la bolsa para evitar la repercusión de la tasa y limitan el impacto (el menos en grandes proporciones) a los 'broker' con más negocio minorista, que serían los grandes perdedores a corto plazo.
Comisiones muy ajustadas
"Estamos cobrando comisiones de intermediación tan ajustadas que asumir la tasa Tobin nos obligaría a operar a pérdida. No tendremos más remedio que repercutirla al cliente, y desde el principio, porque es una cuestión de superviviencia. El 90% de las firmas de bolsa que viven sobre todo el cliente minorista está en esta situación. Puede haber casos extremos en los que algunos 'broker' tengan que echar el cierre", señalan en fuentes del sector.
Para las firmas que canalizan las operaciones de los grandes fondos institucionales la situación es distinta, porque los grandes transatlánticos no van a parar su actividad en las grandes empresas cotizadas españolas. También los grandes 'broker' tendrán que ajustar a la baja las comisiones, pero como sus servicios son de mayor valor añadido, la tasa no debería poner en peligro la rentabilidad.
Por lo tanto, es la parte más débil de la cadena la que más sufrirá la tasa. Lo mismo ocurre con las empresas cotizadas, cuyo nivel de liquidez se puede ver fuertemente afectado. "Los fondos no van a dejar de comprar acciones de Telefónica, Iberdrola o Santander, que están entre las más líquidas de Europa y forman parte de los grandes índices. Pero otra cosa bien distinta son las empresas entre los 1.000 y los 3.000 millones de capitalización, con volúmenes modestos", señalan en un 'broker' internacional.
La disminución de la liquidez está en relación directa con la percepción de riesgo. Cuanto más difícil sea entrar o salir de los valores, más complicado será mantener sus cifras de negocio. Hay más de 60 empresas que valen más de 1.000 millones de euros en bolsa y sufrirán la tasa. Pero indirectamente también pagarán los platos rotos los que valen menos, porque la pérdida general de liquidez (en Italia o Francia la contratación ha caído entre un 15% y un 20%) se trasladará a todo el mercado.