Las acciones de las compañías punteras son cada vez más demandadas quizá por aquello de que los gestores de fondos de inversión aburridos por los bajos rendimientos de los bonos y obligaciones han optado por los valores de las empresas de mayores rendimientos. “Los índices selectivos de la bolsa de Nueva York, Nasdaq 100 y S&P T500, han marcado cotas muy superiores a los índices generales” (The Long View. M.Mackenzie).
Desde el Algebris Investment afirma Alberto Gallo: “las sociedades que ocupan posiciones de liderazgo consiguen atraer capitales a bajos precios, consolidan así sus estrategias y facilitan la absorción de sus competidores. Naturalmente menos competencia lastra el dinamismo económico y la productividad”.
El rendimiento de los bonos a largo plazo está descendiendo en tanto que el valor de las acciones continúa su ascenso. En efecto, mientras los tipos de interés continúen congelados las acciones de calidad serán un activo deseable. Más allá del riesgo del coronavirus se viene formando una costra de cinismo entre los inversores acerca de la habilidad de los bancos centrales para estimular la economía y activar la industria.
El reverso de la medalla es este estancamiento secular denunciado por los Keynesianos que se traduce en una bajada de los precios de las materias primas del valor de las monedas de los países emergentes. Todo ello sin olvidar los efectos del coronavirus sobre la economía real: menos inversión y falta de emprendimiento en obras públicas.
China, por su parte, continua su ofensiva comercial. El Financial Times del domingo 16 de febrero destacaba en su primera página la oferta china para modernizar la red de ferrocarriles de Reino Unido. El gobierno británico considera una oferta que se concreta en poner en marcha la red en un período de 5 años frente a los 15 años que ofrecen las empresas británicas. ¿Cuál será la reacción de Trump ante esta nueva iniciativa china después del rechazo británico considerando aceptable la invasión de Huawei en la red UK’s 56 de telefonía móvil?.
Coronavirus, bajos tipos de interés, economía financiera por encima de la economía real, más oligopolios y menos competencia. Y todo ello sin olvidar el Brexit, las incertidumbres en la UE y la desorientación de los inversores. ¿La cancelación del Mobile en Barcelona es una recurrente señal de alarma o un incidente pasajero? ¿Y si fuese esto último y la financiación barata mantuviese vivas a muchas empresas en dificultades mientras los altos niveles de consumo desde los EEUU hasta China pasando por España mantuviesen su pujanza, acaso no seguiríamos viviendo razonablemente bien en toda esa franja geográfica oeste-este? (Dramática salvedad en el Oriente Medio)