Entre los valores turísticos, la peor parte se la ha llevado el consorcio aéreo hispanobritáncio ante la brutal caída de la demanda provocada por la enfermedad que le ha cogido además en pleno proceso de absorción de Air Europa. La compañía aérea se ha visto también muy afectada por la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Su cotización ha caído más de un 61% en el año y podría haber sido peor de no ser por el anuncio de las vacunas a principios de noviembre.
La llegada de la vacunación masiva y el acuerdo alcanzado por Londres y Bruselas para el Brexit no solo han proporcionado un notable alivio al grupo, sino que también pueden cambiar de forma radical su escenario para el próximo año. El valor viene de muy abajo, señalan los expertos, y la recuperación se antoja bastante intensa. En cualquier caso, aconsejan cierta prudencia e ir tomando posiciones conforme vaya cumpliendo las expectativas de la recuperación de la demanda.
Dentro del sector inmobiliario, también muy castigado por el parón económico, la peor parte se la ha llevado Quabit con un desplome anual del orden del 65%. Las fuertes provisiones realizadas por la pandemia han disparado sus pérdidas y le ha obligado a anular su plan de negocios por los retrasos en el ritmo de las obras, la caída de los márgenes y la congelación de las operaciones de venta de suelo.
El mayor nivel de certeza previsto para los próximos meses ayudará a mejorar su situación financiera, pero los expertos se muestran cautos respecto a su capacidad de recuperación del flujo de cash, básico para salir de la crisis en la cual se encuentra inmersa. El acuerdo de reestructuración de la deuda alcanzado antes del verano le dará un cierto margen de tranquilidad para seguir trabajando.
El tercer gran derrotado del año ha sido el Banco Sabadell, acusando de manera especial la importante sacudida sufrida por el sector bancario. En su caso, ya venía arrastrando serios problemas de solvencia que le convertían en uno de los candidatos más cualificados para participar en el proceso de fusión del sector.
Sin embargo, el frustrado acuerdo con el BBVA por desavenencias en la valoración ha dejado un amargo sinsabor en el mercado, que ha castigado a la entidad catalana con un ajuste anual del 63%, para dejarlo en zona de mínimos históricos. Una pérdida de confianza clave que hace prácticamente imposible que vaya a cambiar la actual tendencia bajista del valor a corto y medio plazo, incluso a pesar de su bajo precio actual, los cambio en su cúpula directiva o la posible venta de su negocio en el Reino Unido.