Un ritmo inquebrantable desde que acabó el mes de mayo. Entonces, de manera totalmente sorprendente en medio del caos desatado por la pandemia, subió hasta el -0,081%, el nivel más alto desde diciembre de 2016. Eran sólo balas de fogueo, disparadas por la desconfianza entre los bancos a la hora de prestarse en un momento de absoluta conmoción. Desde entonces, la cuesta abajo del Euribor es sencillamente interminable.
Aquella previsión que decía que el Euribor estaría muy cerca de cero a finales de 2020 y entraría en territorio positivo en 2021 es ya historia. El Covid-19 ha provocado un vuelco total de expectativas. Ya ha alcanzado el nivel nunca visto del -0,50%. No es sólo un número más o menos redondo, sino que coincide también con la tasa de facilidad de depósito. Es por lo tanto la zona en la que, teóricamente, debería detenerse la caída.
O, al menos, perder mucha intensidad. "Resulta sorprendente que la caída del Euribor no haya frenado un poco a la vista de la mejora de las expectativas económicas que generan los avances de las farmacéuticas en sus fármacos contra el Covid. Mientras que índices bursátiles como el Ibex 35 subieron un 25% en noviembre, el Euribor dejó de caer. Es difícil realizar previsiones a corto y medio plazo", señala un analista financiero que como otros muchos cree que la caída no debería ir a mucho más.
Gran preocupación bancaria
La banca europea en general, y la española muy en particular, asiste con preocupación a las nuevas demostraciones de debilidad del Euribor. Su caída sigue reduciendo la cuota mensual que pagan los hipotecados -y por lo tanto los ingresos del sector-, pero lo realmente preocupante es que se combina con el continuo descenso de los precios de los préstamos para compra de vivienda. Nunca fueron tan baratos, y seguramente lo serán más en el futuro.
Según los últimos datos del Ine correspondientes al mes de septiembre, el tipo de interés medio para los préstamos hipotecarios marcó una nuevo mínimo histórico del 2,44%. El esfuerzo de la banca para mantener unos niveles de producción de préstamos aceptable en plena crisis -con el avance interanual de septiembre se puso fin a un largo ciclo de seis caídas consecutivas de la firma de hipotecas- está pasando factura al sector financiero.
"El problema no es ya que el Euribor baje un poquito más, sino que se mantenga en tipos muy bajos durante mucho tiempo. Preocupa que la tendencia siga siendo otra vez bajista en este arranque del mes de diciembre y que la situación se pueda mantener durante todo 2021 o en gran parte del nuevo año. Eso nos va a meter mucha presión por el lado de los ingresos en el negocio hipotecario en un momento muy difícil", señalan en un banco mediano.
Lo cierto es que el Euribor no refleja optimismo alguno respecto a un posible giro al alza de los tipos de interés a un año vista. Buenas noticias para los hipotecados con un 2021 a la vuelta de la esquina que amenaza con ponérselo muy difícil a las familias españolas en el resto de frentes abiertos. Y más para un sector financiero que tendrá que seguir estrujando sus márgenes para mantener la maquinaria del crédito hipotecario a máximo rendimiento.