Previsiones eco­nó­micas para España 2021-2022

Funcas pronostica un aumento del PIB del 6,7% en 2021 gracias a las vacunas

Los des­equi­li­brios, en tér­minos de deuda pú­blica y des­em­pleo, apenas se re­du­cirán

Logo de Funcas.
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Funcas es­pera que la eco­nomía es­pañola re­cu­pere un 6,7% en 2021 -frente al 7,9% es­ti­mado an­te­rior­mente- tras la con­trac­ción del 12% que su­frirá este año, según las pre­vi­siones para 2021-2022. El cre­ci­miento del PIB en el tercer tri­mestre de 2020, su­pe­rior al pre­visto, ex­plica la me­jora en un punto de la es­ti­ma­ción para todo el ejer­cicio -del -13% al -12%-. En este cuarto tri­mes­tre, el PIB caerá un 5% por el re­cru­de­ci­miento de los con­ta­gios y las res­tric­ciones a la ac­ti­vi­dad.

Por sectores, el nivel de actividad de los servicios será a final de año en torno a un 40% inferior al de antes de la crisis, frente al descenso del 3% de la industria.

El débil comportamiento de la economía en este tramo final de 2020 seguirá en el comienzo de 2021, aunque la recuperación se afianzará a medida que avance el ejercicio por la llegada de la vacuna y en menor medida por los fondos europeos. Si en 2020 la única aportación procede del consumo público, ya que el resto de componentes de la demanda detraerán actividad, en 2021 aportarán todos, destacando el rebote del consumo privado. Tanto la inversión como el sector externo también tendrán un impacto favorable.

La recuperación podría consolidarse con un crecimiento del 6,2% en 2022. Sin embargo, el PIB no recuperará por completo el terreno perdido desde el comienzo de la crisis hasta principios de 2023, un año antes que en un escenario sin vacuna.

En un entorno tan incierto como el actual, las previsiones de Funcas incorporan la aplicación de una vacuna en la primavera de 2021, un aumento del gasto público financiado con fondos europeos por 14.000 millones en 2021 y 28.000 millones en 2022 (programa Next Generation EU), el Ingreso Mínimo Vital y las subidas de las pensiones y los salarios públicos anunciadas por el Gobierno para 2021. Para 2022, se ha supuesto que las pensiones subirán igual que el año anterior, pero no habría incremento de los salarios públicos. No se incluyen las subidas de impuestos contenidas en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado por estar pendientes de aprobación.

Con la campaña de vacunación, se debilitarán los dos principales factores que han lastrado la actividad hasta ahora. En primer lugar, aumentará el gasto en consumo privado y se normalizará la tasa de ahorro de las familias, que en 2022 podría situarse en torno a su nivel de equilibrio, estimado en el 8,8%. En segundo lugar, se recuperará el turismo procedente del exterior aunque, en función del calendario de la llegada del remedio, el sector solo se restablecería parcialmente en 2021 -la actividad alcanzaría el 50% del nivel de 2019, frente al 30% en 2020-. En 2022, el volumen de actividad sería todavía del 85%.

En cuanto al mercado laboral, los ERTEs, las medidas de apoyo a los autónomos y las prácticas de flexibilidad interna en las empresas, como el teletrabajo, seguirán amortiguando el impacto de la crisis sobre el empleo. Por esa misma razón, la recuperación de la economía tardará en generar nuevos puestos de trabajo. El desempleo podría aumentar en 2021 antes de emprender una senda de mejora en 2022. Ese año, la tasa de paro se situaría en el 15,5%, 1,4 puntos más que en 2019.

El déficit de las administraciones rondará el 11,5% este año por el incremento del gasto público y el desplome de la recaudación. En 2021, con los supuestos ya mencionados, el déficit bajaría hasta el 8,6% del PIB, si bien crecería en términos estructurales. El desfase todavía podría alcanzar el 5,5% en 2022, año el que la política fiscal seguirá siendo expansiva. La deuda pública se estancará en torno al 120% del PIB. Es decir, la aparición de una vacuna apenas ayudará a reducir los desequilibrios.

Al margen de la evolución de las cuentas públicas, uno de los principales riesgos para la economía es la posibilidad de que quede un paro de larga duración y de insolvencia de empresas, con amenaza de un contagio financiero de la crisis. Otro riesgo que podría retrasar la recuperación es la tardía disponibilidad de los fondos europeos, así como su deficiente gestión por las diferentes administraciones y la insuficiente capacidad de absorción por la economía. Por ello, son cruciales las reformas.

No solo para mejorar el funcionamiento de la economía y reducir los desequilibrios sino para generar confianza en la capacidad de crecimiento y en la solvencia de España. De otro modo, las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda tendrían graves consecuencias económicas y sociales y dejarían a la economía española rezagada respecto al resto de países desarrollados.

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