Los ges­tores cri­tican la im­pro­vi­sa­ción y el con­tinuo au­mento del ruido po­lí­tico

La alarma y los presupuestos torpedean el conato de rebote de la bolsa española

Los ex­pertos creen que en estas cir­cuns­tan­cias será di­fícil re­cu­perar los 7.000 puntos

Ibex 35
Ibex 35

Querer no es po­der. El Ibex 35 re­bota un muy tí­mido 1% en el trans­curso de un mes de oc­tubre muy car­gado que en ab­so­luto ali­gera el enorme lis­tado de in­cer­ti­dum­bres en clave in­terna que ame­nazan con man­tener al Ibex 35 por de­bajo de los 7.000 puntos du­rante mucho tiempo. El mer­cado es­pañol es hoy por hoy una má­quina de ahu­yentar in­ver­sores es­ta­bles. Los ges­to­res, tanto na­cio­nales como ex­te­rio­res, hacen cada vez más pa­tente su di­vorcio con los va­lores es­paño­les. Menos los ba­jis­tas.

Octubre está dejando claro que, si hay rebote de fin de año, será de corta intensidad. Los inversores estables hace tiempo que se fueron con la música a otra parte, al margen de sus picoteos en un grupo selecto de valores. Lo demás es territorio de especuladores que buscan plusvalías en empresas donde los vendedores se han pasado de vueltas o donde buscan sorpresas positivas que pocas veces se concretan.

Hay signos de agotamiento evidentes en el mercado, como la pobreza de las cifras de contratación. La media diaria se situó la semana pasada alrededor de unos pobres 1.700 millones de euros. No había por lo tanto mar de fondo suficiente para agitar el mercado y llevarlo hasta los 7.000 puntos. Se acercó un poco el Ibex al objetivo el pasado martes, pero enseguida se dio de bruces con la realidad.

Demasiada especulación y bajistas

No hay por lo tanto movimiento comprador suficiente como para anticipar subidas significativas, al menos en el más rabioso corto plazo. Es verdad que a estos niveles los vendedores ya no presionan demasiado, pero las compras a gran escala ni están si se las espera.

Y eso que estamos en plena temporada de resultados, una época en la que los gestores están especialmente activos a la caza y captura de oportunidades. La temporada no ha hecho más que empezar, pero ya se ha cobrado la primera gran víctima en Europa. La tecnológica alemana SAP ha rebajado sus previsiones para 2020 tras comunicar una caída del 12% en su beneficio operativo. La consecuencia es un gran desplome en Bolsa y una rebaja masiva de recomendaciones.

Un baño de realidad, por inesperado y contundente, que va a disparar el índice de desconfianza de los gestores. "Hay dudas con toda Europa, pero España es hoy el gran país más cuestionado. La moción de confianza ha hecho más daño del que parece, porque el dinero internacional ha testado hasta qué punto están enfrentados los distintos grupos políticos. Se han emitido muy malas señales cuando lo que se reclama es unidad para salir de la crisis", señalan en una gran gestora internacional.

La negociación de los presupuestos no hace sino añadir más leña al fuego en un momento clave para España, que se juega el cuánto, el cómo y el cuándo respecto a la recepción de los más de 70.000 millones de euros de fondos europeos imprescindibles para atajar la crisis en marcha. Pero el clima sigue siendo de enorme confusión. Es el ecosistema más propicio para que prosperen las estrategias de los inversores más cortoplacistas del mercado.

La dura realidad es que con el Ibex 35 atascado alrededor de los 6.800 puntos, los inversores bajistas no sueltan el pie del acelerador. Crecen las posiciones cortas sobre los bancos y algunos valores tecnológicos en estos últimos días, en una clara demostración de que, en este momento, nadie apuesta seriamente por un rebote del Ibex 35. El problema es que cada vez hay menos razones para ello.

Los gestores son cada vez más críticos con la improvisación. "Poner sobre la mesa un estado de alarma de seis meses es condenar al mercado español al ostracismo. A una economía que sufre como ninguna otra en la zona euro y que depende también como ninguna otra de los servicios se le suma ahora la posibilidad de que se pierda la temporada de Navidad e incluso la próxima Semana Santa. No hay quién aguante eso", asegura un veterano bolsista.

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