OPINIÓN

¿La economía y las instituciones españolas son las secuelas de un Estado fallido?

Las pers­pec­tivas del FMI para 2021 pro­nos­tican una me­jora sobre sus es­ti­ma­ciones an­te­riores

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Un fan­tasma re­corre la opi­nión pú­blica es­pañola: ¿España es el en­vol­torio de un Estado fa­llido? ¿La mo­ción de cen­sura pro­mo­vida por Pedro Sánchez y su­frida por Mariano Rajoy, tenía como base po­lí­tica una si­tua­ción que ha sido ra­ti­fi­cada ahora por el Tribunal Supremo? ¿La ges­tión de la pan­de­mia, con­fi­na­miento y es­tado de alarma, res­pon­dían a las coor­de­nadas de un golpe to­ta­li­ta­rio, luego re­pe­tido en la Comunidad de Madrid?

A diferencia de la Gran Depresión, invocada por el FMI en su último informe, que azotó a la economía de los EEUU con especial intensidad y se difundió globalmente a causa de un desaforado proteccionismo, las empresas en el siglo XXI están sólidamente vinculadas, a través de cadenas de suministro que sortean cualquier baluarte autárquico. El déficit comercial de EE.UU con China sigue ensanchándose en tanto que el tráfico de contenedores transportados por vía marítima mantiene viva su actividad.

Los Estados, afirma el FMI, “han logrado contener los riesgos a corto plazo con la ayuda de una distensión de la política monetaria sin precedentes y un enorme apoyo fiscal a lo largo y ancho del planeta”. Además, federaciones como la UE han creado Fondos de Resistencia frente a la pandemia con los que compensar los desequilibrios presupuestarios.

Se ha difundido y repetido en los medios de comunicación la previsión del FMI acerca de una caída del 12,8% del PIB español en 2020. No se ha comentado, sin embargo, la estimación, también del FMI, de un crecimiento para 2021 de un 7,2%; un incremento muy superior a la media e las economías avanzadas, un 3,9%, y sólo superado por el avance del 8,2% de China y del 8,8% de la India.

Más déficit supone más deuda pública. Otra señal de alarma sin comparar el porcentaje de deuda pública con el PIB de España, así como el de EEUU, Italia o Japón, que no son precisamente Estados fallidos. Naturalmente habrá que devolver los recursos ahora recibidos, pero eso sólo será posible, como ha ocurrido después de las dos guerras mundiales, cuando las economías hayan recuperado su marcha de crucero. El horizonte no está cerrado. Las perspectivas del FMI para 2021 pronostican una mejora sobre sus estimaciones anteriores, un optimista crecimiento del 5,2% para el producto mundial y ese 7,2% para España.

El mantenimiento de una política monetaria expansiva, y en esto coinciden los principales organismos internacionales, junto a un esfuerzo fiscal sostenido, siguen siendo los puntales de la recuperación. Todo ello implica mantener a niveles muy bajos los tipos de interés pese a la resistencia de las instituciones de RFA.

Una población austera como la alemana se ve penalizada en su esfuerzo por el ahorro. Es la queja repetida por las altas instituciones alemanas. Y, sin embargo, el ahorro ha crecido incluso en España que no es una sociedad tan austera como la germana. El débil crecimiento de los depósitos bancarios por la caída de los tipos de interés son una magnífica ocasión para suscribir un préstamo hipotecario y comprarse una vivienda. Tampoco le viene mal el dinero barato a las empresas que quieran incrementar su actividad.

El fin del confinamiento y la reanudación de los contactos personales están coincidiendo con el aumento de los contagios, ocupaciones de plazas hospitalarias y desgraciadamente también de fallecimientos. ¿Ocurrió acaso algo parecido con la exuberante explosión de la belle époque y la mortífera gripe de los años veinte?

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