Y, lo que es peor, con una ruptura de niveles que amenazan llevar al valor a su peor nivel desde 2017 cuando sufrió una crisis de identidad en su modelo de negocio.
En esas fechas puso en marcha una profunda reestructuración con una visión más enfocada a la rentabilidad. Un esfuerzo de renovación en la gestión que le ha permitido mejorar sus ventas, a pesar de reducir significativamente sus puntos de venta en España en los últimos tres años.
Una estrategia de optimización de la red comercial con la que ha reducido de forma significativas de sus costes e impulsado sus resultados, aunque todavía se mantiene en números rojos. En este sentido, los analistas esperan con inusitada atención las cuentas correspondientes a su cierre de ejercicio fiscal en febrero.
Los expertos recuerdan que la temporada de otoño-invierno es la más fructífera para el grupo de moda, pues es cuando vende las prendas más caras. De confirmarse una buena temporada podría reconducir la situación por fin hacia la senda del beneficio cuatro años después.
Sin embargo, el período de rebajas no le está sentando nada bien en el mercado. En lo que va de mes está sufriendo una importante corrección que le ha llevado a tantear su principal soporte actual en torno a los 6,4 euros por acción. Una abrupta caída que vuelve a poner en evidencia las debilidades del grupo tras un pasado año muy irregular con alegrías y decepciones en la misma medida.
De continuar esta dinámica podría poner en peligro en breve la cota de los 6 euros, lo cual abriría un importante hueco hacia los 5 euros, es decir un recorte adicional de al menos otro 10%. Los expertos, sin embargo, no esperan que la sangre llegue al río y que los resultados contribuyan a evitar la pérdida de su principal suelo actual y anime incluso un posible rebote.