Aunque todos los bancos cotizados españoles están en rojo en 2019 con caídas que en el caso de Sabadell, Bankia y Caixabank se sitúan entre el 20% y el 30%, el encefalograma en Bolsa no pudo ser más plano este miércoles, en pleno rebote (aunque suave) del Ibex 35. Con unos volumenes pobrísimos que reflejan el creciente desinterés de los inversores por el sector, lo bancos no puedoeron seguir el mismo tocadas esta vez por los mensajes de las entidades europeas que presentaban sus cuentas.
Y lo que se supo fue desolador. Unicredit redujo sus previsiones de ingresos, ABN Amro advirtió de un enorme desgaste de los márgenes y Commerzbank anunció que el objetivo de beneficio no puede estar más en duda. Los tipos al 0% del BCE y la más que posible rebaja del tipo de depósito hasta el -0,50 en septiembre (el mercado espera tijeretazo también en Estados Unidos a la vuelta del verano con Trumpo poniendo toda la carne en el asador) están teniendo un efecto desvastador en la banca europea.
"No me cade duda de que el BCE tendrá que poner en la mesa algún mecanismo para ayudar a los bancos a pasar el trago, porque las fórmulas para combatir la presión de los tipos cero se agotan. Ya no hay mucho más donde rascar. El problema es que no se adivina qué poción mágica podría sacar a la banca de esta enorme depresión", señala un analista del sector que cree que los bancos europeos estan dibujando unas previsiones tan alarmantes como realistas.
Incluso bancos españoles como BBVA y Santander que durante todo el año habían aguantado en positivo en bolsa por su mayor diversificación han terminado por rendirse en bolsa. "Estamos viendo un 'sell-off' en toda regla. No sé muy bien que podría reactivar a la banca nacional incluso a precios de saldo como los menos de 4 euros de Santander o los menos de 6 de Bankinter", señalan en uno de los grandes 'broker' nacionales.
Con el sector emitiendo constantes muestras de debilidad, los gestores prefieren seguir mirando hacia otro lado porque se acumulan las incertidumbres. Al impacto en resultados de la política mometaria del BCE se suman la inestabilidad política en España y el dictamen sobre el IRPH que tiene que emitir en septiembre el Tribunal de Justicia Europeo y que en el peor de los casos podría tener un coste para el sector de cerca de 45.000 millones de euros. Demasiada presión.
Sorprende que no se produzca un rebote en bancos, por pequeño que sea. La realidad es que hablamos del sector como menos atractivo del momento en bolsa. Hay otros más protegidos de la coyuntura, como el consumo o las constructoras, y no hay nadie en este momento que se plantee una estrategia a medio plazo en el financiero. Lo que está pasando estos días es extrapolable a los próximos meses. Los expertos están de acuerdo en que el año está perdido, como demuestran las últimas previsiones de los bancos europeos. Sencillamente, no cuentan en Bolsa.